Una sindicalista jordana denuncia que la mayoría de las empleadas del sector 'son víctimas de acoso sexual'
Las trabajadoras jordanas del sector textil reclaman "más respeto" a sus empleadores, según revela en una entrevista a la Confederación Sindical Internacional (CSI) –que representa a 168 millones de trabajadores en 153 países– una miembro del Comité de Mujeres del sindicato jordano Irbid (GFJTU, por sus siglas en inglés), Hanan Gusab Isamail Siaqal.
La sindicalista enumera algunas de las principales reivindaciones de las trabajadoras de este sector entre las que se encuentran, además del respeto, "la demanda de cursos de formación sobre sus derechos" ya que muchas de ellas "son víctimas de acoso sexual".
"Las trabajadoras de las fábricas textiles tienen muchos problemas. Es muy duro tener que cumplir con las responsabilidades familiares y contribuir al mismo tiempo a los ingresos de la familia debido al aumento del costo de vida en Jordania", asegura. "Las quejas más frecuentes tienen que ver con las horas extraordinarias. Muchos empleadores presionan a las trabajadoras para hacerlas trabajar más y más", denuncia.
Respecto a la maternidad, la sindicalista afirma que cuando "una mujer queda embarazada suele perder su trabajo". "En lo referente al cuidado de los niños, las madres aportan entre 10 y 15 dinares jordanos (10-15 euros) mensuales para que sus chicos puedan estar en una guardería pero no hay cupos suficientes" por lo que desde el sindicato "pedimos a los empleadores que proporcionen guarderías", añade.
Otro problema habitual tiene que ver con el transporte ya que la mayoría de las empleadas proceden de aldeas alejadas de sus centros de trabajo pero los patronos "no les proporcionan transporte". "Y pasadas las 18:00 horas ya no circulan autobuses públicos", alerta.
En la entrevista, Siaqal también reconoce que su caso es "una excepción" porque "en la cultura jordana es muy raro que un marido permita que su mujer participe en ese tipo de actividades". "En general, el marido, la familia del marido, los vecinos, todos vigilan constantemente a la mujer. Esto sucede en Ammán pero en las ciudades pequeñas y en las aldeas es incluso peor", comenta.
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