El presidente francés, Nicolas Sarkozy, aseguró ayer que, junto a los primeros ministros de España, José Luis Rodríguez Zapatero, e Italia, Romano Prodi, se plantea la organización de operaciones de "expulsión colectiva" de inmigrantes en situación irregular en esos tres Estados.
En rueda de prensa, Sarkozy no explicó en qué consistirían esas acciones ni cómo se organizarían, aunque sí precisó que los gobernantes italiano y español "me lo han pedido".
En julio de 2005 los ministros del Interior de cinco países europeos (Francia, España, Italia, Reino Unido y Alemania) acordaron en Evian (Francia) impulsar vuelos conjuntos de repatriación de irregulares para aunar esfuerzos y mejorar la eficacia de los mecanismos existentes.
Esa medida ha sido criticada por asociaciones de solidaridad con inmigrantes y por instituciones como el Consejo de Europa.
Las palabras del jefe del Estado francés, ayer en rueda de prensa, fueron en el marco de una reflexión acerca de la política de inmigración que lleva a cabo su Gobierno, censurado por la izquierda y por asociaciones cívicas, que la consideran restrictiva. A este respecto, dijo que tanto Rodríguez Zapatero como Prodi han asegurado ya públicamente que no volverán a hacer regularizaciones masivas de inmigrantes, después de las que llevaron a cabo en años precedentes.
Defendió la política de cuotas, de manera que las autoridades francesas fijen cada año el número de extranjeros que pueden ser necesarios para la economía nacional. "Esa política de cuotas debemos aplicarla en funciones de las capacidades de acogida e integración. Es la única solución", dijo Sarkozy.
Respecto a la regularización de personas sin documentos legales de residencia, el presidente francés se preguntó que "si los aceptamos, ¿cómo convencer a otras personas que quieren venir de que pidan visados?".
La lucha contra la inmigración ilegal es también un medio para hacer frente a las redes criminales que la manejan, en opinión de Sarkozy.
Régimen laboral de 35 horas semanales antes de acabar 2008
En materia laboral, el presidente francés ha mostrado su voluntad de terminar este año con el régimen laboral de las 35 horas semanales, la medida estrella del último gobierno de izquierdas entre 1997 y 2002.
En un proyecto de ley para mejorar el poder adquisitivo adoptado por el Parlamento a finales de diciembre, ya se preveía que los trabajadores puedan canjear por remuneración parte de los días de libranzas acumuladas en virtud de ese régimen laboral. El presidente francés reiteró que la exoneración de cotizaciones a las empresas estará condicionada a que haya negociación salarial.
Indicó que se van a "crear las condiciones reglamentarias y fiscales" para que todos los trabajadores, no sólo los de las empresas con más de 50 asalariados, puedan beneficiarse de dos mecanismos de remuneración extra-salariales: la participación y el interés.
En esa línea, confirmó su voluntad de que todos los empleados puedan optar a las opciones sobre acciones ("stock options") y no sólo los directivos, así como la distribución gratuita de títulos. Se trata -argumentó el jefe del Estado- de que "no se prive a los asalariados de la parte que les corresponde en el éxito de las empresas" porque "deben tener la recompensa justa a sus esfuerzos". "No es aceptable que una empresa que tiene beneficios no recompense a sus asalariados", subrayó el presidente.
La ampliación del consejo de seguridad de ONU
Sobre la ampliación de la ONU, el presidente francés ha prometido que su país será "el abogado" y "hará todo lo posible" para que Alemania, Japón, Brasil, India y de un país africano para que se conviertan en nuevos miembros permanentes del Consejo de Seguridad del organismo. Sarkozy explicó que ya ha abordado esta cuestión, que calificó de "sentido común", con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, entre otros dirigentes.
Dos premios Nobel para asesorar en economía
El presidente francés, también ha anunciado que dos premios Nobel de Economía liderarán un grupo de expertos internacionales que reflexionará sobre nuevos instrumentos y criterios de medición del crecimiento económico para tener más en cuenta la calidad y no sólo la cantidad. Se trata de Amartya Sen, que ha aceptado aportarle sus "consejos", y de Joseph Stiglitz presidirá este comité de expertos. "Si los criterios e indicadores de riqueza siguen siendo los mismos, ¿cómo vamos a cambiar el modo de producir?", se preguntó Sarkozy. El presidente ha enmarcado esta reflexión en la "política de civilización" que quiere impulsar, defendió la necesidad de escapar a un enfoque "demasiado cuantitativo y contable" del crecimiento.
Defiende su recibimiento a Gadafi y la felicitación electoral a Putin
Sarkozy se defendió ayer sobre el polémico recibimiento que dio al líder libio, Muamar Gadafi, que negó que fuera "fasto", así como su felicitación al jefe de Estado de Rusia, Vladimir Putin, tras las elecciones legislativas en ese país. Francia recibe bien a sus invitados o ya no es Francia", sentenció el presidente, que dijo no entender la polémica suscitada en Francia sobre la visita del líder libio y la contrastó con la falta de controversia en España, a donde viajó desde París. En España, Gadafi fue recibido por el rey Juan Carlos I por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recalcó Sarkozy.
El jefe de Estado francés también se defendió contra las críticas de que fue objeto por haber felicitado a Putin tras las elecciones legislativas. "Lo que hay que reprochar" a Putin, que es el político "más popular" de Rusia, "no es el ser elegido" sino "qué hace" con ello en materia de derechos humanos o Chechenia, agregó.
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