Según afirman, el decreto emitido por Departamento de Empleo considera la jornada del próximo martes en los ambulatorios como un sábado a efectos de personal, pero «como un día normal» en lo que a horarios se refiere. «Eso obliga a abrir los centros de salud también por las tardes», señaló Nere Urrestarazu. La representante de ELA recordó que, en anteriores paros generales, los ambulatorios habían estado abiertos sólo por las mañanas. «En algunos centros de salud va a haber más personal que un día normal. Si estos son los servicios mínimos, cómo serán los máximos», ironizó Pilar Ortega, de CC OO.
En los hospitales, la atención prestada será similar a la de un día festivo. En Urgencias el personal estará al «100%», pero no habrá consultas externas ni se realizarán pruebas diagnósticas. Los quirófanos también suspenderán su actividad, salvo en casos perentorios, aunque «nos consta que en algunas áreas pretenden operar como un día normal», aseguró Ortega.
Cerca de 16.000 trabajadores -todos los profesionales sanitarios, excepto los médicos- están llamados al paro. «Aunque no lo ponen fácil, vamos a tratar que toda la gente que quiera pueda ejercer su derecho a secundarlo», apuntó Urrestarazu. En este sentido, los sindicatos estudiarán mañana el decreto «con más detenimiento» y pedirán explicaciones a los responsables del Departamento de Empleo -en manos de EA- por el «favor» que le han hecho a Gabriel Inclán (PNV) para «tratar de desactivar» la huelga. «En Semana Santa hay cinco días festivos y nadie se echa las manos a la cabeza», comparó Urrestarazu, que no descartó la posibilidad de presentar un recurso de alzada.
Un tira y afloja
Este nuevo desencuentro no hace más que crispar el pulso mantenido por los responsables del Servicio Vasco de Salud y los sindicatos desde hace meses. El fracaso de las ocho mesas sectoriales ha generado un ambiente «insostenible» de crispación y desconfianza en el que parece que ninguna de las dos partes quiere dar su brazo a torcer.
El tira y afloja mantenido desde hace meses entre las centrales y las autoridades sanitarias cambió radicalmente hace un par de semanas cuando los representantes de los trabajadores hicieron público un contundente calendario de movilizaciones en el que se contemplaba la celebración de dos huelgas generales y seis protestas de dos horas con los que la Dirección de Osakidetza no contaba. El último paro de 24 horas se desarrolló en 2005, «justo unos días antes de las elecciones autonómicas», recordó el director de Recursos Humanos, José Andrés Blasco.
El enfrentamiento sanitario ha alcanzado un nivel de conflictividad desconocido hasta el momento con esta convocatoria, que puede interpretarse como una afrenta directa de los sindicatos a la consejería dirigida por Gabriel Inclán tras las subidas salariales impuestas por Osakidetza vía decreto en diciembre. «Vamos a seguir luchando para tener un acuerdo de condiciones para todo los trabajadores. De hecho, es la primera vez que después de un decreto los trabajadores siguen movilizándose», explican los sindicatos.
Los responsables sanitarios, por el contrario, se muestran convencidos de que la convocatoria va a ser un fracaso al entender que una parte importante de la plantilla va a dar la espalda a los sindicatos. «Será curioso ver por dónde van a ir los trabajadores y por dónde las centrales», planteó Blasco.
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