Los 400 euros prometidos por Zapatero a todos los trabajadores y pensionistas que pagan IRPF si gana las elecciones se han convertido, en sólo un día, en la propuesta electoral más criticada y despreciada desde todos los frentes en lo que llevamos de precampaña. La oposición, los nacionalistas, los independentistas, los aliados parlamentarios del Gobierno, sindicatos, pensionistas, consumidores, los autónomos, las familias, parte del PSOE…
Todos han criticado sin contemplaciones la promesa-regalo del presidente del Gobierno, con términos como «caciquil», «jugarreta», «esperpento», «oportunista», «pura demagogia», «frívola» e «irresponsable», entre muchos otros.
El comité de dirección del PP analizó ayer la oferta fiscal de los 400 euros con el mismo tono de crítica con que su responsable de economía, Miguel Arias Cañete, lo hizo el día anterior. Según explicó ayer el secretario general del PP, Ángel Acebes, lo paradójico de la propuesta del presidente del Gobierno es que «primero te cobra 400 euros más y luego te los devuelve. Si no los necesitan, que no los cobren», sentenció.
Acebes argumentó que su partido presenta un modelo económico «completo y coherente» frente a la «absoluta falta de ideas» de la que dice adolecer el Gobierno. La devolución de 400 euros es «una ocurrencia de última hora». El «número dos» popular destacó la incoherencia que supone hacer esta propuesta cuando «hasta hace unos días dijeron que no hacía falta tomar medida alguna porque no había crisis».
La respuesta del PP no quedó ahí. Para José María Aznar, el PSOE recurre a «viejas prácticas caciquiles» y a la «compra de votos». Eduardo Zaplana cree que la oferta del Gobierno es «una ocurrencia más». Para Esperanza Aguirre, «es impresentable por caciquil: «¿Pero qué es esto de dar 400 euros a cambio de que votemos? Nos los tiene que dar ya». Javier Arenas lo considera un «insulto» y un «esperpento electoral», y Alberto Núñez Feijóo cree que es «la propuesta fiscal más frívola de Europa».
El Gobierno, mientras tanto, trataba desde primera hora de la mañana de justificar su propuesta, por ser -dicen- «progresiva» y porque «hay muchas familias que lo necesitan», aunque no aceptó la idea de aplicarla ahora mismo y no esperar a ganar las elecciones. Ahí ven dificultades técnicas. Sus socios parlamentarios se volcaron contra el PSOE casi tanto como si fuera el PP. Así, el candidato de ERC Joan Ridao consideró «poco seria» y «nada progresista» la propuesta de devolver a todos los contribuyentes 400 euros del IRPF. Ridao lamentó que «Zapatero se disfrace de Harry Potter y saque de la chistera un conejo». También el BNG rechazó la idea por «demagógica» y porque se trata a los electores como«súbditos».
Otro de los aliados del Gobierno en la pasada legislatura, Izquierda Unida, calificó la propuesta como «de derechas», que para esta coalición es lo peor que se puede decir de algo. «Es una indecencia hablar de bajada de impuestos en época electoral, haciendo propuestas sin discriminación de ricos y pobres», afirma en un comunicado. Llamazares fue un poco más gráfico y comentó que «a este paso se venderán las joyas de la abuela y se tirará la casa por la ventana».
Uno de los más críticos ha sido CiU, que está estudiando denunciar ante la Junta Electoral Central la promesa de Zapatero, al considerar que es una «compra pura y simple de votos con dinero público» y «propio de un país bananero».
Los sindicatos no se anduvieron por las ramas. Tanto Comisiones Obreras como UGT rechazaron de plano el anuncio del presidente. CC.OO. lo calificó de «imprudente» y «oportunista». Según este sindicato, propuestas como ésta «casi rozan la falta de respeto» a los ciudadanos. La opinión de UGT es parecida. «No es una medida progresiva», sentenció. A su juicio, no favorece más a las menores rentas.
La promesa-regalo de Zapatero ni siquiera ha gustado a los consumidores. Facua-Consumidores en Acción ve «injusto que un asalariado que cobra miles de euros al mes reciba lo mismo que otro cuya renta no alcance ni siquiera los mil. La forma es incorrecta y profundizará las desigualdades».
En la misma línea se manifestó la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU): «No tiene mucho sentido que reciban los mismos 400 euros el hijo de Botín y el de un carpintero». «Nos dan mucho miedo las ocurrencias de PSOE y PP», afirmó su portavoz. A la Unión de Consumidores de España no le parece «mal», pero ve «un sesgo electoralista».
Uno de los sectores más enfadados con el «regalo» de Zapatero a los contribuyentes a cambio de su voto son los autónomos, más de dos millones. La Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos considera «claramente injusto» que no puedan beneficiarse de la deducción de 400 euros en el IRPF. «Es discriminatorio». Las familias completaron las críticas. La Federación de Familias Numerosas ve «radicalmente injusta» su propuesta y pidió al PSOE que sea «valiente» y reduzca el IRPF a quienes tengan hijos. El Foro de la Familia destacó la «incoherencia» entre la promesa y las políticas del Gobierno «contra la familia».
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