El secretario general de UGT, Cándido Méndez, afirmó ayer que sus relaciones con la Iglesia son buenas, pero que ignora cómo van con sus dirigentes, con lo que terció en la polémica sobre las relaciones Iglesia-Estado tras la nota de la Conferencia Episcopal de cara a las elecciones generales.
"Nuestras relaciones con la Iglesia, bien; con la jerarquía eclesiástica, no lo sé", dijo. Explicó que muchos de sus afiliados con creyentes, y que hay reuniones "relativamente frecuentes" con la pastoral obrera.
"Otra cosa es la jerarquía eclesiástica. Yo creía que el señor Jiménez Losantos era un verso suelto, y no: resulta que era la infantería ligera", ironizó, provocando risas en el auditorio, respondiendo a una pregunta del público durante la XXII Escuela de Invierno del PSC, en Tarragona.
Compartió un coloquio sobre ‘El gobierno del bienestar’ con la candidata del PSC por Barcelona a las elecciones generales y ministra de Vivienda, Carme Chacón, y el politólogo Joan Subirats. Moderó la mesa redonda la diputada socialista del Parlament Carme Figueras. Entre el público estaba el secretario general de UGT de Catalunya, Josep Maria Álvarez.
En su intervención inicial, Méndez afirmó también que en esta legislatura se ha "recuperado" el desarrollo económico, social y democrático perdidos, según él, en el mandato del PP. Afirmó que en la legislatura que acaba se ha desarrollado un modelo de diálogo social sin precedentes desde el inicio de la democracia.
PRIMER GOBIERNO EN AUTOLIMITARSE.
"Es la primera vez que un gobierno autolimita su capacidad de decisión política –dijo– pactando un marco general de desarrollo del diálogo social, donde comparte unos objetivos con los sindicatos y la patronal".
El líder de UGT destacó además las leyes de Dependencia y de Igualdad, que marcan "un antes y un después" del Estado del bienestar. Admitió que ambas necesitan tiempo y son "complejas" de desarrollar, y recordó que no sólo desarrollan una política, sino "un derecho".
También constató que en esta legislatura han mejorado los salarios a través de los convenios colectivos, pero lamentó que, a la vez, "se ha perdido participación en la renta". Así, de 2000 a 2006 "se han perdido tres puntos" de participación en la renta de los trabajadores, reducción que se ha distribuido de manera que "el 60% ha ido a beneficios empresariales y el 40% a impuestos indirectos".
Por eso, Méndez consideró que "la sociedad debe devolver a los trabajadores de nuestro país aquéllo que ha ido a la mejora del superávit público a través de impuestos indirectos". Pidió que esa medida se realice mejorando la protección social.
Añadió que el aumento del salario mínimo interprofesional y la incorporación de salarios mínimos garantizados en los convenios coletivos "deben ser dos elementos para mejorar la participación de la renta de los trabajadores".
APROVECHAR EL FRENO DEL LADRILLO.
Cándido Méndez pidió al empresariado que aproveche la desaceleración en el sector de la construcción como una "oportunidad" para invertir en sectores de alto valor añadido y en el "fortalecimiento" industrial.
"En España no falta dinero; faltan ideas. Se invierte en el ladrillo porque no exige muchas ideas y da el dinero que inviertes, con creces, a la vuelta de dos años". Para él, eso ha provocado la "debilidad de apuesta" por el desarrollo tecnológico e industrial.
Para Méndez, aunque haya desaceleración económica, la situación "no es preocupante": Se va a seguir creciendo por encima de la media de la UE, "en torno a un punto", y seguirá creándose empleo. Aun así, pidió, de cara a la próxima legislatura, "fortalecer extraordinariamente" la formación, para que los trabajadores puedan "trasvasarse de unos sectores a otros".
El líder de UGT subrayó también que los últimos datos de paro reflejan que "se ha cebado sobre todo en los trabajadores nacionales, no en los inmigrantes", y auguró que "la carga del proceso de desaceleración se repartirá de manera más o menos homogénea".
Al referirse al empleo, advirtió de que es más peligroso el abandono de la enseñanza por parte de los jóvenes que el fracaso escolar, porque hay quienes "se desenganchan" del sentimiento educativo si encuentran un empleo con el nivel académico que tengan en ese momento y si, además, tienen la sensación de que en dos o tres años van a tener el mismo tipo de trabajo. Según él, no es un problema del sistema educativo, sino del productivo.
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