Las relaciones entre CCOO y la dirección de Seat son "tensas" y "de desconfianza" desde hace meses, según ha reconocido a Efe el secretario general de este sindicato en la filial de Volkswagen, Manolo Gálvez.
Este "empeoramiento" del clima de diálogo se produce a escasos meses del inicio de la negociación del convenio colectivo, previsto para finales de año.
El principal portavoz de la segunda fuerza sindical en el grupo Seat ha explicado que este malestar se debe sobre todo a la presión que tuvieron que ejercer los representantes de la plantilla para que Seat reanudase el proceso de reingreso de los últimos despedidos a raíz del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de 2005 y a un reciente episodio de despidos por un presunto delito de tráfico y consumo de cocaína en el interior de la planta de Martorell.
En el marco del Salón del Automóvil de Ginebra, que se celebrará del 6 al 16 de marzo, Gálvez, junto con el secretario general de UGT en Seat, Matías Carnero, mantendrá una reunión con el presidente de Seat, Erich Schmitt, para abordar diversos aspectos industriales y laborales.
"La relación con la empresa va bien, aunque es cierto que ha habido una cierta dejadez en los últimos meses", ha afirmado Carnero, el presidente del comité de empresa.
La negociación del nuevo convenio colectivo deberá iniciarse a finales de este año y desde la dirección de Seat se mantiene la voluntad de avanzar en la senda de la reducción de costes y el aumento de la flexibilidad.
La dirección de Seat ha contado en los últimos años con el apoyo de los dos sindicatos mayoritarios -UGT y CCOO- para firmar los grandes asuntos de la compañía, como el ERE de 2005 y el convenio colectivo vigente.
En las últimas elecciones sindicales en la compañía, celebradas en enero del año pasado, CCOO pagó esta política, ya que perdió varios representantes y se quedó con 37 delegados, de un total de 129.
Seat presentará la próxima semana, en el marco del Salón del Automóvil de Ginebra, el modelo cinco puertas de la cuarta generación del Ibiza.
Antes del verano se empezará a ensamblar en la fábrica de Martorell la segunda versión del nuevo Ibiza, un modelo de tres puertas que, junto al de cinco, es uno de los pilares del crecimiento programado por el presidente de la filial de Volkswagen, cuyo objetivo pasa por vender 550.000 vehículos en 2010 y 800.000 en 2018, frente a las 431.000 unidades entregadas el año pasado.
En el ámbito laboral, entre 300 y 400 trabajadores de Seat abandonarán este año la filial de Volkswagen dentro del plan de bajas voluntarias trianual, que prevé la salida de 1.700 empleados entre junio del año pasado y diciembre de 2009.
Seat destinará unos 86 millones de euros a este plan de reducción de plantilla pactado con los sindicatos UGT, CCOO y CGT, que establece prejubilaciones, bajas incentivadas, excedencias y años sabáticos.
El año pasado, entre junio y diciembre, dejaron su puesto de trabajo 660 personas, una cifra que se verá reducida este año debido en gran parte a la necesidad de mano de obra con motivo del lanzamiento de las dos versiones de la cuarta generación del Ibiza.
En el terreno industrial, Seat estudia el traslado de una parte de la producción de algún modelo pequeño, como el Ibiza -ya sea en su actual versión o en la nueva- a la fábrica de Volkswagen en Puebla (México) en el primer semestre de 2009.
Las ventajas competitivas de esta factoría, tanto por la paridad euro/dólar como por la mano de obra barata y especializada, y la proximidad a mercados emergentes de América Latina, parecen haber decantado la balanza en favor de México, en detrimento de Brasil.
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