Unos 15.000 empleados de la administración pública se manifestaron ayer frente a las oficinas del primer ministro luso, José Sócrates, para denunciar las políticas del Gobierno socialista en ese sector.
Los manifestantes, unos 15.000 según la policía, gritaron consignas de "Empleo sí, contratos precarios no" y "No daremos mayoría absoluta al Partido Socialista".
Esta es la culminación de una semana de lucha de los empleados de las dependencias gubernamentales, organizada por la Federación Nacional de los Sindicatos de la Función Pública (FNSFP), dependiente de la Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP, de tendencia comunista).
Los manifestantes se agruparon primero frente al Ministerio de Finanzas y allí aprobaron una resolución en la cual prometen "proseguir la lucha para impedir que avancen las políticas de derecha del Gobierno socialista, con la destrucción de derechos fundamentales" de los trabajadores.
Los sindicatos también hicieron ayer una huelga general de funcionarios públicos y, como es habitual en estos casos, el Gobierno y las organizaciones laborales presentaron escenarios muy diferentes sobre el seguimiento de la huelga.
El secretario de Estado de Administración Pública, Joao Figueiredo, anunció que el seguimiento de la huelga alcanzó al 5,3 por ciento de los cerca de 500.000 funcionarios portugueses, cifra que no incluye a la administración municipal.
La coordinadora nacional de la Federación Nacional de los Sindicatos de la Función Pública (FNSFP), Ana Avoila, apuntó por su parte que la adhesión se situó en el 70 por ciento, con especial incidencia en los sectores de la salud y educación.
El FNSFP convocó la protesta contra una serie de medidas introducidas por el Ejecutivo para los funcionarios que incluyen, entre otras, una reducción de las bonificaciones por desempeño, la pérdida de contratos colectivos -a partir de ahora se negociarán de forma individual- y subidas salariales por debajo de la inflación.
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