Esta madrugada comienza el horario de verano y los relojes deben adelantarse una hora, es decir, a las 2.00 horas serán las 3.00.
Los relojes se adelantan en toda la Unión Europea en cumplimiento de la Directiva Comunitaria que rige el denominado Cambio de Hora, incorporada al ordenamiento jurídico español por Real Decreto 236/2002, de 1 de marzo, con el objetivo de lograr un ahorro energético.
El cambio de hora empezó a generalizarse a partir de 1974, cuando se produjo la crisis de petróleo y algunas países decidieron adelantar los relojes para aprovechar más la luz solar y consumir menos electricidad en iluminación.
En 1981 se adoptó la primera directiva europea, que se renovaba cada cuatro años hasta que en 2001 se decidió adoptar el cambio horario con carácter indefinido.
Así, la actual norma establece con carácter permanente las fechas de inicio del periodo de la hora de verano (en el que, como ahora, se adelanta el reloj una hora), y su finalización (el reloj se retrasa una hora), produciéndose los últimos domingos del mes de marzo y octubre, respectivamente.
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) el potencial de ahorro en iluminación propiciado por el cambio podría alcanzar el 5 por ciento, equivalente a 300 millones de euros.
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