Las olas de calor son fenómenos climáticos cada vez más frecuentes y severos debido al cambio climático, y no solo afectan a nuestro bienestar físico, sino que también tienen un impacto significativo en nuestra salud mental. Según un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston (EEUU), existe relación directa entre las altas temperaturas y las visitas médicas relacionadas con trastornos psicológicos como la depresión, el estrés o la ansiedad.
En este contexto, Ruth Cuscó directora gerente de ASHO, explica que «el calor impacta en la serotonina, el neurotransmisor principal en la regulación del estado de ánimo, lo que lleva a niveles más bajos de humor y a mayores niveles de estrés y fatiga».
Los trabajadores, los más vulnerables
Las altas temperaturas pueden provocar agotamiento por calor, golpes de calor y otros problemas de salud, especialmente cuando el cuerpo se expone a condiciones extremadamente calurosas, por esta razón, uno de los grupos más vulnerables a este fenómeno son los profesionales que trabajan largas horas en el exterior.
«Las condiciones laborales combinadas con el calor extremo pueden aumentar la irritabilidad y la ansiedad en el entorno de trabajo», afirma Cuscó. «La sensación constante de incomodidad y agotamiento generada por el calor puede disminuir la tolerancia al estrés, lo que potencialmente afecta la toma de decisiones y las interacciones sociales en el lugar de trabajo», asegura.
Según el Instituto Nacional de Estadística, durante los meses comprendidos entre mayo hasta agosto de 2022, un total de 355 personas en España fallecieron a causa de golpes de calor o deshidratación. Esta cifra representa un incremento del 88% en comparación con el año 2021, cuando se produjeron 189 muertes, y supera en más del doble la cantidad registrada en 2019, con 156 casos.
Se ha observado que cuando la temperatura alcanza los 39º y 40ºC, la actividad muscular tiende a disminuir y el organismo comienza a sentir fatiga. A partir de los 40ºC, se inicia un estado de «agotamiento por calor», y al superar los 41ºC, el cuerpo llega a un punto en el que cesa su funcionamiento. «En estos niveles de temperatura, la transpiración se dificulta debido a la reducción del flujo sanguíneo circulante», asegura la directora de ASHO.
Aumento del riesgo de mortalidad
El impacto no se limita a los profesionales; aquellos que ya enfrentan trastornos mentales preexistentes también pueden verse gravemente afectados. Así lo confirma, el Journal of Environmental Science, Risk & Health que señala que, por cada grado que aumentan las temperaturas crece un 2,2% la mortalidad relacionada con temas de salud mental.
«Este fenómeno se observa principalmente en individuos vulnerables que sufren trastornos afectivos, trastornos de ansiedad y en aquellos con diagnóstico de trastorno por uso de alcohol», asegura Cuscó.
Finalmente, desde ASHO subrayan la importancia de adoptar medidas preventivas durante los meses más calurosos del año y recomiendan que se sigan las pautas generales para mitigar los problemas asociados con las altas temperaturas. «Durante los días de calor intenso, es vital que todos tomemos las precauciones adecuadas para garantizar nuestro cuidado y el de nuestros seres queridos, especialmente aquellos que pueden ser susceptibles a los impactos en la salud por olas de calor», concluye.