En un contexto de alta inflación como el que llevamos un año viviendo, la remuneración vuelve a ganar puestos entre los elementos de fidelización del talento. Esta es la conclusión a la que ha llegado la compañía de RRHH Nexian tras más de 2.000 entrevistas de selección realizadas a lo largo del primer trimestre del año.
En los últimos años, los planes de carrera dentro de una misma empresa, la flexibilidad laboral o el teletrabajo, el tener un ambiente agradable de trabajo, o los eventos de team building entre otros aspectos, habían desplazado a la retribución como principal motivador de los trabajadores para mantenerse en un empleo. Pero el contexto inflacionario con el que no estábamos acostumbrados a lidiar y la situación de incertidumbre económica, están provocando que el salario económico vuelva a ocupar un lugar prioritario entre los elementos más valorados para los profesionales. “Los empleados buscan ahora con mayor interés los beneficios tangibles frente a los intengibles” afirma la responsable de Selección de Nexian, Sara Nogales.
«Las encuestas internas reflejan que el salario ocupa ahora una posición prioritaria en el ranking de aspiraciones para cerca del 50% de los trabajadores, mientras que poco antes de la pandemia este tema era clave para el 44% de ellos», explica Nogales.
A pesar de este cambio, la responsable de Selección de Nexian valora esta tendencia como pasajera. “Lo vimos con el COVID-19 y lo estamos viendo ahora. La retribución económica gana posiciones en tiempos de incertidumbre económica, pero la tendencia general desde hace ya más de diez años a la hora de captar y retener talento, tanto a nivel nacional como internacional, está cada vez más vinculada a las expectativas de dentro de la empresa de poder tener un desarrollo profesional, lograr estabilidad financiera, un buen clima organizacional, o lograr una buena relacion entre nuestra vida profesional y personal”, concluye.
Ante esta situación, la recomendación de la compañía es buscar el mejor equilibrio posible entre el salario económico y el emocional. El salario emocional debe ser siempre considerado como un extra y no remplazará jamás a la base económica que representa el salario económico, pero sumar otro tipo de beneficio permite a las empresas garantizar la satisfacción laboral elevando tanto la imagen como la reputación de la compañía. “Esto las empresas lo saben, y también que no hay nada más improductivo y negativo que un empleado infeliz o desmotivado”, subraya.
En este sentido, las empresas deben replantear su política de employer branding y adaptarse a las nuevas demandas del mercado, si no quieren perder, en poco tiempo, su competitividad en el mercado.