Alan Iny es Partner & Director, Creativity & Scenario en la consultora estratégica Boston Consulting Group (BCG). Alan ha dedicado su carrera profesional a la creatividad en los negocios, ha capacitado a miles de personas sobre cómo pensar de forma creativa y trabaja con una amplia gama de clientes de todas las industrias y geografías. Es también uno de los expertos de BCG en cómo navegar la incertidumbre, utilizando escenarios para ayudar a las organizaciones a pensar más expansivamente sobre el futuro.
Alan Iny es co-autor junto con Luc de Brabandere, Senior Advisor de BCG, del libro Thinking in New Boxes: A New Paradigm for Business Creativity en el que abordan cómo funciona la creatividad en las empresas y qué implicaciones tiene para la creación de valor. Entre sus principales conclusiones, destacan:
- La creatividad y la innovación no son lo mismo: la creatividad consiste en cambiar las percepciones personales, mientras que la innovación busca cambiar la realidad. Cuando se innova, se mejora algo para hacerlo más barato, más colorido o con más funciones. La creatividad, por el contrario, consiste en cambiar la forma de ver el mundo, es decir, encontrar nuevos paradigmas. Ese nuevo punto de vista permite vislumbrar nuevos productos o servicios, reducir costes, perfeccionar procesos o redefinir toda una industria. La otra diferencia clave es que los individuos son creativos, mientras que las organizaciones innovan. Una sola persona no puede innovar, porque se necesita un equipo, un grupo. El papel de la organización es proporcionar el entorno adecuado para que las personas sean creativas y, en un mundo ideal, lo que sigue es la innovación por parte de la organización.
- Ninguna idea es buena para siempre: Los modelos mentales o « cajas » cambian periódicamente, en una especie de función escalonada; por ejemplo, las compañías pasan de «somos una empresa de bolígrafos» a «somos una empresa de objetos de plástico desechables», o de «nuestra estrategia es x» a «nuestra estrategia es y». Pero el mundo cambia gradualmente. Es por eso que cualquiera de esas cajas o modelos quedará desfasada en algún momento. Por tanto, ninguna idea es buena para siempre, ni el Modelo T de Ford, ni el iPhone, ni la penicilina. Es sólo una cuestión de cuándo. Por este motivo, en una empresa perfectamente gestionada en la que todo el mundo, en todos los departamentos, hace bien su trabajo, el trabajo del CEO consiste en determinar cuál debe ser la próxima «nueva caja” y cuándo llegará. El momento es clave.
- No temer a los fallos te hace más creativo: El ganador de dos Premios Nobel Linus Pauling una vez dijo que la mejor manera de tener una buena idea es tener muchas ideas. Un ejemplo de sector que implementa bien este enfoque es la industria farmacéutica en Investigación y Desarrollo (I+D): Si un científico dedica años a un compuesto que al final no llega a pasar por los filtros de los ensayos clínicos, este hecho no suele torpedear su carrera; se ve como una parte natural del proceso.
Puedes consultar aquí la publicación de BCG donde ofrece su visión de cómo funciona la creatividad en las empresas.