La “sisifemia” es el cansancio mental del trabajador incansable, o el agotamiento del trabajador sometido diariamente a una sobrecarga mental extrema. El trabajador para poder acometer la tarea diaria sin retrasos se ve obligado a trabajar por encima de todo límite, incluyendo la jornada laboral, y su propia salud, pues obsesionado por pretender hacer siempre más, condenado por tener que hacer siempre más, no respeta la dedicación a otras áreas de su vida como, el descanso, el ocio o las relaciones fuera del trabajo, lo que va minando su confianza, su autoestima, su salud y su bienestar hasta enfermar de agotamiento mental y perder capacidad eficaz de rendimiento en el trabajo.
- ¿A quién afecta?
Lo “personal” está en la génesis de la sisifemia, pues no todas las personas sometidas a sobrecarga mental continua la sufren.
Este es el perfil de personas con mayor riesgo de padecer sisifemia: perfeccionistas, personas con alto sentido de la responsabilidad, workaholic (adictos o dependientes del trabajo), trabajadores con personalidad anancástica (obsesión por la perfección y el detalle), personas altamente exigentes consigo mismas, meticulosas, cumplidoras, implicadas con el trabajo, trabajadores con éxito (aunque no lo reconozcan por dismorfia de productiva o distorsión de su capacidad productiva). En definitiva, trabajadores muy válidos y con excelentes actitudes, que podemos perder por sistemas organizacionales no saludables, perdiendo talento y perdiendo productividad.
Concluyendo afecta a trabajos con alta exigencia de carga mental y difícil capacidad de respuesta para atenderlas suponen un elevado riesgo de sufrir sisifemia.
- De qué manera afecta
El cansancio mental progresivo va disminuyendo la capacidad de permanecer con atención y concentración a una tarea, va provocando fallos de memoria, embotamiento, disminución del insight, de la capacidad de enjuiciamiento rápido, lo que en trabajos como los de riesgo referidos, supone una progresiva pérdida de rendimiento, un sentimiento de incapacidad para resolver la tarea diaria, respondiendo con mayor dedicación de tiempo al trabajo sin descanso, ampliando la jornada, incluso trabajo fuera de la oficina para poder resolver lo pendiente; progresivamente el cansancio mental y físico va haciendo mella, y cada vez se tiene un falso convencimiento de fracaso, no reconociendo los logros y que se es un buen trabajador.
En este hacer más hasta la extenuación, de una forma poco consciente no se reconoce la necesidad de tiempo para el descanso, y la dedicación necesaria a uno mismo fuera de trabajar incesantemente, se incrementa el sedentarismo, así que la tensión mantenida prolongada deriva en trastornos del sueño, cansancio diurno, aumentado por la no dedicación de tiempo al descanso, ansiedad constante, progresiva pérdida de agilidad de agilidad, recurrencia a fármacos ansiolíticos o hipnóticos, o estimulantes asumidos socialmente (café, tabaco, bebidas energéticas, alcohol) o tóxicos, con la finalidad de disminuir la ansiedad, conseguir dormir, y durante el día pretendiendo estar motivado e hiperconsciente. La permanencia” cerebral” en modo protección continuo (estrés y carga mental continuada), sin la desconexión necesaria reparadora lleva al agotamiento hormonal y neuropsíquico.
El quebranto va a depender del desequilibrio entre exigencias y capacidad de respuesta, y esta capacidad de respuesta de características individuales del trabajador
Además de una distribución anómala de nuestro día, con una desequilibrada dedicación al trabajo en pericio de la dedicación al descanso, el ocio y las relaciones humanas ajenas al trabajo.
- Comportamientos conductuales anómalos que pueden darse en quien padece sisifemia:
- La conspiración de silencio: el trabajador autoexigente y sometido a alta carga de trabajo, como sucede en sanitarios o ejecutivos o profesiones liberales en general en las ocupaciones que hemos señalado como de “riesgo” de sufrir sisifemia no reconoce y silencia el desgaste mental en que está cayendo, a veces porque esto es algo que no se consiente a sí mismo o por el añadido componente de fracaso que podría evidenciar si se sincera y contara su situación. Una debilidad en la que se conjuga la autoexigencia y un medio despreciativo que condena estos comportamientos y victimiza y estigmatiza a quien se muestra débil de carácter o que se abruma u obsesiona con el trabajo, sin saber vivir.
- La Dismorfia de productividad: es el sentimiento de frustración del trabajador que cree no es “suficientemente” productivo, a pesar de que lo es; conlleva la incapacidad de “ver” el propio éxito o de reconocer que se está haciendo lo máximo posible en el trabajo, y eso es y debiera de ser suficiente. El trabajador tiene la “visión distorsionada” de lo que hace, y se siente frustrado por no estar “haciendo lo suficiente”, pues considera debiera de hacer más para cubrir sus objetivos, aunque es consciente que “hace todo lo que puede y más”, lo que encierra un alto riesgo de enfermar
- En qué actividades se da la sisifemia
Financieras, consultoría, auditoras, comunicación, despachos de abogados, sanidad, universidad, investigación, altos niveles de la administración, comerciales, inteligencia artificial, machine learning, y en general actividades de alta responsabilidad y que obligan a resoluciones apremiantes, con exclusiva y muy alta carga mental, y prolongadas jornadas necesarias para cumplir objetivos.
Determinados sectores han hecho de las prolongaciones de jornada, más bien jornadas interminables y mala compensación como horas extraordinarias una práctica que de tan habitual se ha convertido en imprescindible y “normalizada” para mantener el alto nivel de negocio en ámbitos de competitividad salvaje, con el perjuicio que este tipo de actuaciones encierra para la aparición de la sisifemia que finalmente conlleva la pérdida de talento por renuncia a este modo de trabajar del propio trabajador o peor aún con la pérdida de salud lo que es un fracaso del sistema de prevención y encierra una directa responsabilidad empresarial
- En qué ocupaciones
Destacaremos consultores, auditores, economistas, periodistas, abogados, médicos, banca, financieros, comerciales, investigadores, informáticos, machine learning, funcionarios de alto nivel. En general trabajadores altamente cualificados, pero no sólo puestos directivos, staff, o responsables de área, sino sobre todo y peor en trabajadores de inferior categoría con menor salario y dependencia jerárquica, pero idénticas o similares responsabilidades, y con mayor carga de trabajo asignada, en trabajos con obligada dedicación extrema, continuada exigencia y alta responsabilidad, para poder atender a la demanda de trabajo. Pero también a veces esta dedicación extrema es para poder promocionar o no verse relegados en su carrera profesional, o la ambición económica pensando en que será una dedicación temporal con futuro o procurar una estabilización en el empleo o no perder el trabajo.
En cuanto al tipo de contrato, muy habitual en becarios, o contratos temporales, falsos autónomos, freelance o interinos, es decir con precariedad.
En becarios o similares, acostumbra a coincidir, jóvenes en inicio de actividad laboral, sueldos bajos, jornadas indefinidas, carga de trabajo intensa, sobrecarga mental, y la temporalidad en el empleo o la eterna interinidad. Pero la sisifemia puede afectar a seniors cuando se ve amenazada su carrera profesional por presiones para provocar su despido o su renuncia o por falta de promoción sino cumplen en estos trabajos sisifémicos.
El perfil profesional sería el profesional junior, recién graduado, con expedientes académicos brillantes, estudios superiores, en universidades de prestigio, dominio de idiomas, cursos de especialización (máster, doctorandos, especialización en determinados procesos programas o contenidos superespecializados, estancias en extranjero)
- Consecuencias de la sisifemia
La sisifemia va acusando deterioro psicológico y emocional progresivo acumulado. Las consecuencias de la sisifemia son la pérdida de la salud con el desarrollo de enfermedades psicológicas y físicas, y también la pérdida de talento, pues el trabajador con sisifemia puede acabar renunciando al trabajo