Independientemente de cómo cada persona la percibe, la carrera profesional es un aspecto de nuestra biografía enormemente complejo. Es cierto que en algunos casos se desarrolla de forma lineal, coherente y con una progresión constante hasta que culmina con la jubilación. En otras ocasiones -y esto es más frecuente hoy en día que en épocas históricas anteriores- la carrera profesional se complica: conoce altibajos más o menos pronunciados, giros, momentos de éxito y satisfacción pero también de falta de orientación profesional.
A pesar de esas irregularidades del camino, no hay que perder de vista cómo algunas personas son capaces de reinventarse en más de una ocasión a lo largo de su carrera, trascendiendo lo que parecía una extinción definitiva. Podrían considerarse en cierto sentido como un ave fénix de lo profesional, lo cual no deja de ser un ave fénix de la vida en general: cuando se les dio por “muertas” o ellas mismas se percibieron así, tuvieron la oportunidad de renacer de sus cenizas y continuar desarrollándose.
El mundo de la política está plagado de ejemplos de resurrecciones y renacimientos profesionales. También el ámbito artístico. De hecho, hace algunas semanas hemos asistido a lo que muchos han calificado como una emotiva y merecida reaparición profesional tras una temporada en el dique seco.
El actor Brendan Fraser había desaparecido de la primera línea durante varios años tras caer en picado a nivel laboral, pero también psicológico, a raíz de sufrir un episodio de acoso sexual en el trabajo. Tras años de silencio, crisis personales y parálisis profesional, ahora le vemos “renacer” con el éxito que está cosechando gracias a su papel en la película The whale, que le ha valido sendas nominaciones al globo de oro y el oscar.
¿Por qué ocurren los altibajos profesionales?
Existen múltiples circunstancias que pueden interrumpir u obstaculizar nuestro desarrollo profesional o, al menos, interferir en nuestra carrera tal y como nosotros queremos que discurra. Algunas de ellas son personales, en el sentido de que están directamente originadas por nuestras decisiones y nuestra manera de comportarnos en el trabajo.
Sin embargo, otras veces, las interferencias vienen desde fuera y escapan a nuestro control, porque tienen que ver con decisiones de distinto tipo que otros toman sobre nuestra vida. Lo importante es tener en cuenta que, de la misma manera que nosotros y los demás provocamos momentos “valle” en nuestra carrera profesional, también nosotros y los demás tenemos un determinado papel a la hora de propiciar un nuevo momento “pico”.
Por eso, ante circunstancias profesionales de este tipo el equipo de psicólogos expertos en bienestar laboral de ifeel recomienda tener en cuenta los siguientes puntos:
1. Las carreras sufren, las carreras cambian
Aunque a veces cuesta tener perspectiva, hay que recordar que hoy en día las carreras profesionales son muy largas y tienen lugar en entornos altamente complejos. Por eso es normal que sufran turbulencias y que, incluso, muten en más de una ocasión durante su desarrollo. No es tanto una falta de vocación o de constancia como una manera de adaptarnos a nuestro entorno laboral.
2. Hay que interpretar adecuadamente las causas
Cuando estamos en un momento valle de nuestra carrera profesional (un despido reciente, un periodo prolongado de desempleo, un cuadro de desmotivación o burnout) es tentador explicarlo en base a una única causa. A veces ponemos toda la carga en nosotros (no valgo, no soy constante, tomé malas decisiones) o en los demás (el sistema es malvado, nadie sabe apreciarme, la empresa no quiere darme lo que necesito). Puede que esto sea así en algunos casos, pero lo habitual es que nuestros altibajos tengan una causa multifactorial.
3. Las empresas deben acoger este fenómeno
Detrás de todo ave fénix del trabajo suele haber un trabajador con un cierto nivel de seniority, con una experiencia personal y profesional interesante, con capacidades en absoluto oxidadas u obsoletas y que puede ser clave si se le repesca para incorporarle a la empresa. La vida es compleja y provoca que la carrera profesional tenga baches, pero muchos empleados merecen más de una oportunidad para desarrollarse y las empresas pueden ser las grandes beneficiarias de ello.