Un reciente análisis elaborado por el Observatorio de pensiones de WTW muestra que el incremento asimétrico de la base de cotización máxima y de la pensión máxima, tal como se recoge en la propuesta realizada por el Ministerio de Inclusión y la Seguridad Social (diciembre de 2022), va a generar un pequeño incremento de los ingresos por cotizaciones de 0,2 p.p. del PIB en 2050 y un pequeñísimo aumento del gasto derivado del mayor importe de las pensiones, de 0,025 p.p. del PIB en ese mismo año.
Teniendo en cuenta que es en 2050 cuando se consigue el máximo ahorro, con un saldo de 0,174 p.p. del PIB, se puede concluir que estas medidas van a aportar muy poco a la sostenibilidad del sistema si lo comparamos con los alrededor de 2,5 p.p. de incremento de gasto que se generarán por la decisión de revalorizar las pensiones con el IPC (tasa media interanual de noviembre a noviembre).
Como explica Rafael Villanueva, consultor senior del área de Retirement de WTW, “Lo que esto significa, en definitiva, es que el incremento de la base de cotización máxima y de la pensión máxima no va a mejorar significativamente la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones, que parece que era uno de los objetivos de la reforma actual. El resultado neto de, como máximo, un saldo favorable de 0,174 puntos de PIB en 2050, es una cantidad muy alejada del déficit que se estima, como consecuencia de la revalorización con el IPC, en torno a 2,5 puntos del PIB en ese mismo año. El impacto de ambas medidas sobre la sostenibilidad financiera del sistema es, así, casi imperceptible”.
El análisis del Observatorio de pensiones de WTW arroja también que, como consecuencia de la mayor velocidad de incremento de la base de cotización máxima que de la pensión máxima, las medidas tomadas empeoran la contributividad del sistema y, sobre todo, la equidad intergeneracional. Ambos factores van en detrimento, además, de la cuantía de la pensión que van a recibir quienes coticen por bases altas. El pago de una cotización sin recibir prestaciones a cambio, elimina su carácter de salario diferido, y se convierte en el equivalente a un impuesto adicional al IRPF.
Asimismo, el análisis demuestra que, aparte de los efectos ya expuestos sobre la pensión de jubilación, el incremento de la base de cotización máxima también tendrá otros efectos colaterales, ya que las bases de cotización intervienen en el señalamiento de prestaciones como las de incapacidad o viudedad, entre otras. Por lo tanto, el pequeño ahorro en el gasto será incluso menor.
Adicionalmente, una elevación de los costes laborales tiene muchas posibilidades de incidir negativamente en la oferta agregada de empleo en un país con una muy elevada tasa estructural de desempleo.
“A falta de que aparezcan otras medidas, parece cerrarse la reforma del sistema de 2021 y 2022 con un balance de incremento muy importante del gasto, debido sobre todo a la revalorización de las pensiones con el IPC, y sin una contrapartida en cuanto a incremento relevante de ingresos ni reducción significativa de gastos. Esto provoca que se mantenga la tasa de reposición más elevada de la Unión Europea”, concluye Enrique Devesa, profesor titular de la Universidad de Valencia y miembro del Observatorio de las Pensiones de WTW.