Los espacios de coworking son cada día más utilizados por miles de empresas para implementar la diversidad de modelos de trabajo que existen en la actualidad. Ya hace más de 40 años que el coworking llegó a España de la mano de Lexington, que importó este modelo de Estados Unidos. Se estima que esta tendencia, en la que ya notamos un crecimiento exponencial, seguirá extendiéndose por el país. Según datos de Savills Aguirre Newman, se calcula que en 2030 supondrá un 30% de la oferta de oficinas a nivel nacional. Pero, ¿en qué consiste realmente este modelo?
En ellos, los equipos realizan sus tareas en áreas privadas, pero combinando estos entornos con espacios comunes que favorecen la cooperación, el trabajo en equipo y la optimización de costes destinados al alquiler de una oficina. Además de su flexibilidad, los espacios flexibles o de coworking ofrecen la posibilidad de crear una comunidad a la que pertenecen personas de distintos sectores empresariales; punto muy positivo en todo negocio y que puede abrir puertas a nuevas relaciones y proyectos.
Es por esa y por muchas más ventajas por lo que cada vez más compañías apuestan por este tipo de espacios. Según el informe del Estado del Coworking en España, elaborado por Coworking Spain, este sector experimentó un aumento del 39% en 2021. Además, el coworking facturó 131 millones de euros durante el año pasado, según los datos presentados en el XI Coworking Spain Conference (CWSC). Igualmente, las dimensiones de estos espacios también han aumentado, siendo Madrid la ciudad con los espacios flexibles más grandes del país, seguida de Barcelona. Algunos de los operadores más destacados del sector, como es el caso de Lexington, continúan creciendo, lo que se traduce en la apertura de nuevas localizaciones y en unos ratios de ocupación que rozan el 90%.
Sin embargo, y aunque el coworking se encuentre en auge, es necesario hacer esfuerzos para que esta forma de trabajo «progrese adecuadamente». Para ello, es clave tener en cuenta los valores de todo trabajo colaborativo. Estos son, entre otros, la comunicación y la empatía. También es importante el cuidado del lugar de trabajo: un entorno limpio y ordenado hará de las relaciones algo mucho más fácil, sin generar distracciones e incomodidad. El modelo de coworking se basa en compartir recursos, por lo que el uso que se le da a las instalaciones repercute en todos los miembros. Desde Lexington destacan la importancia de combinar áreas privadas con espacios colaborativos para que la experiencia del trabajador sea lo más productiva posible, sobre todo cuando la mayor parte de los usuarios de los espacios son empresas corporativas que requieren tanto de momentos de inspiración y generación de ideas, como de concentración y mayor privacidad. Otro de los puntos que destaca el operador para una buena convivencia dentro de un entorno de trabajo flexible es la apuesta por políticas de ESG, fomentando entre los usuarios acciones relacionadas con causas sociales, rutinas de cuidado y respeto por el medio ambiente (reciclaje, ahorro de energía, reducción y reutilización de recursos, etc.), entre otras iniciativas.
Otro punto a tratar es la seguridad. La mayoría de estos centros poseen sistemas de seguridad muy avanzados, lo que aporta una gran tranquilidad a los usuarios y suma a las necesidades de confidencialidad que muchas empresas necesitan. Además, los clientes suelen contar con códigos o tarjetas para poder acceder a los distintos espacios, ya sean salas de reuniones o zonas de oficina, consiguiendo de esta forma que la privacidad y el orden en cuanto a movimientos se vean claramente protegidos.
De la misma forma, no todos los miembros siguen una metodología de trabajo similar, sino que cada uno cuenta con sus propias necesidades y demandas. Sea cual sea la actividad a desarrollar, es importante la comprensión y adecuarse a los métodos de trabajo de los demás. Un volumen moderado de voz, un uso correcto y estructurado de los espacios comunes y el respeto a la intimidad del resto serán clave en el éxito de la convivencia en un espacio de trabajo flexible.
Al fin y al cabo, este modelo de trabajo se basa en las relaciones basadas en el respeto, unas relaciones que pueden convertirse en una buena oportunidad para entablar conversación con el resto de los trabajadores. Conocer gente distinta permite descubrir nuevas propuestas e ideas, que pueden resultar muy útiles a la hora de identificar nuevos nichos de mercado a explorar. Y es que el coworking no solo se limita a las interacciones personales, sino que facilita las sinergias empresariales, ya sean tanto a nivel operativo, colaborativo o vinculado a posibles inversiones. Estar constantemente rodeados de distintos profesionales procedentes de sectores muy variados tiene grandes beneficios para el desarrollo del proyecto de empresa.