La pandemia y las medidas implantadas durante la misma supusieron un antes y un después en la forma de trabajar de las empresas a nivel mundial. Las organizaciones se vieron en la obligación de adaptar sus formas de trabajo a esta extraordinaria situación a contrarreloj y algunas se vieron perjudicadas por el camino. Hoy, después de dos años, algunas de las medidas implantadas como el teletrabajo o el trabajo híbrido siguen manteniéndose formando incluso parte de la propuesta de valor de las compañías para sus empleados.
La llegada del teletrabajo y los modelos híbridos han supuesto grandes consecuencias para nuestra forma de vivir y trabajar; la mayoría de ellas positivas, pero también tienen su parte negativa. Si bien la posibilidad de teletrabajar aporta flexibilidad y una mayor conciliación entre la vida personal y laboral, también cabe destacar la desconexión física entre los empleados de las plantillas y alejarse inconscientemente de ese contacto físico que tanto ha caracterizado el trabajo a lo largo de la historia. Y es precisamente en este último en lo que hacemos hincapié en este artículo.
A pocas semanas de adentrarnos de lleno en la época navideña, surge la duda de cómo se desarrollarán las tradicionales cenas de empresa de cada año. Este tipo de acontecimientos sirven para unir a las plantillas, olvidarse del estresante día a día, aprovechar unas horas de mayor intimidad con las personas con las que compartes oficina día a día y crear vínculos mayores que los que se establecen en esa rutina laboral.
Esta Navidad de 2022 es la primera en la que podemos volver a sentir que, en cierto modo, todo ha vuelto un poco a la normalidad aún con la amenaza de la pandemia presente. Esto podría dar a entender que esas cenas de Navidad recuperarán su formato prepandemia aunque, ¿sigue existiendo temor a reunirse de forma multitudinaria en espacios cerrados? ¿Esta desconexión física con los compañeros influirá a la hora de realizar este tipo de encuentros? La respuesta es sí y, por ello, analizamos las principales razones y factores por las cuales las cenas y fiestas de Navidad se reducirán en 2022:
- Teletrabajo. La implantación de este nuevo modelo de trabajo ha hecho que gran parte de las plantillas puedan desempeñar sus funciones desde cualquier lugar. Por ello, resulta más complicado poder reunir a equipos que teletrabajan el 100% de su semana laboral. A ello se le une la posibilidad de trabajar desde prácticamente cualquier lugar de España o en ocasiones del mundo, indicando que reunir a la mayoría del equipo en una sede de forma presencial puede resultar muy complejo.
- Desconexión física y social. A la hora de trabajar en remoto la pérdida del contacto con los compañeros es inevitable. Las relaciones de complicidad y de unión social que pudiesen generarse en la oficina irán perdiendo fuerza y comenzará a experimentarse una mayor desapego social. Pasar de estar ocho horas con tus compañeros a no tenerlos presentes en ningún momento influirá a la larga en el trato y en la conexión. Este fenómeno se acentúa aun más si hablamos de nuevos integrantes en los equipos de trabajo; en este sentido, la falta de contacto físico provoca un desapego mayor que para los trabajadores que ya habían compartido espacio laboral con anterioridad. Por ello, la ilusión y el interés por juntarse en la época navideña se reduce y las empresas optarán por otro tipo de fórmulas de celebración.
- El coronavirus sigue amenzando. Aunque hayamos reducido las medidas de seguridad en todos los ámbitos, desde sanidad inciden en seguir teniéndolo presente e ir con cautela, sobre todo de cara las reuniones navideñas. La amenaza del virus sigue presente más si cabe en una época en la que las reuniones sociales aumentan, así como los viajes y las aglomeraciones. Por ello, muchas empresas decidirán seguir aplazando su celebración navideña con la finalidad de evitar que el virus pueda amargar las fiestas a sus empleados.
- Incertidumbre económica. La época de inflación que estamos atravesando a nivel mundial, empalmando la crisis de la pandemia con la crisis generada por el conflicto ruso-ucraniano está afectando de lleno a todos los ámbitos de la vida. Por ello, la necesidad de ahorrar por parte de las empresas afectará a la celebración de las clásicas cenas navideñas que miran con cautela hacia el futuro más cercano.