Todas las organizaciones persiguen la mejora constante de sus procesos de producción en base a que esto se traduzca en un ahorro significativo de tiempo, dinero, y esfuerzos. Recursos limitados que suponen un gasto significativo y puede destinarse a otra tarea de producción más necesaria. En este sentido, desde el liderazgo de un equipo de personas, es importante entender la repercusión que puede llegar a tener la optimización de una serie de procesos y el ahorro que esto supone.
En los últimos años se trabaja cada vez más en esta dirección, entendiendo el valor de esa economización y el hecho de poder redirigir esos esfuerzos hacia otros lugares. Y es que poco importa las herramientas, inversiones o recursos invertidos en un proyectos si este no es eficiente, dado que no va a dar unos resultados óptimos. Es por ello que la optimización de procesos en RRHH se traduce en mejores resultados para la compañía y para el equipo, reduciendo una pérdida de tiempo y recursos importante.
Reestructuración del trabajo
Llegados a este punto es interesante hacer un análisis en profundidad de los diferentes procesos que lleva a cabo un equipo para detectar dónde pueden estar fallando los esfuerzos y en qué pasos hay obstáculos, errores o gastos innecesarios. Para esto es vital reconocer la columna vertebral que estructura el proceso entendiendo el objetivo final del mismo así como el resultado deseado. Conocer el inicio y el final, cada fase y los factores y personas que participan de un modo u otro en él.
Igualmente, y una vez se comprende esa estructura, es el momento de diseccionar junto con el equipo qué mejoras se pueden implementar, cómo se dirige el proyecto, los esfuerzos invertidos, qué factores lo ralentizan y los errores que se cometen de inicio a fin, así como sus correcciones.
Una vez finalizado este análisis y detectado los puntos débiles, es el momento de optimizar e implementar las mejoras. Para que esto tenga éxito es necesario implicar en el camino a todo el equipo. De este modo se podrá impulsar estos cambios y supervisar si son positivos y los empleados o colaboradores se adaptan a ellos.
Este es un punto delicado y es crucial hacer una valoración posterior comprobando que funcionan. De no ser así, la tarea de optimización debe comenzar de nuevo. Además, hay que registrar los resultados en productividad y ahorro de tiempo, dinero y esfuerzos. A este respecto es muy interesante compartir con los trabajadores para tener una visión completa y añadir mejoras a partir de ese feedback.
Los beneficios de monitorear
En este punto es interesante monitorear dicha optimización para controlar el desarrollo de la actividad y señalar posibles obstáculos para el futuro y la posibilidad de automatizarlo. En el mercado hay una infinidad de softwares y plataformas que ayudan a hacer más sencillo estos cambios.
Su implementación es algo muy positivo para hacer más fácil el acceso a la monopolización sin necesidad de una formación específica. Además, otro aspecto interesante es la reducción de gastos que implica la optimización, que repercute en un aumento del beneficio.
Automatización con perspectiva humana
Esta tendencia a la automatización de procesos en los últimos años ha repercutido también en el área de RRHH, tradicionalmente cargadas de una trascendencia cultural hacia el aprendizaje y el desarrollo. En este sentido, se ha puesto el énfasis en la productividad y en cómo medirla.
Ahora, se cuestiona si se ha llegado a reemplazar la creatividad e innovación necesaria para atraer y retener talento y acompañar en el desarrollo exponencial de los trabajadores y la recompensa del esfuerzo. Muchos directores de RRHH señalan que la oportunidad de construir relaciones personales se ha visto mermada por algunas estrategias de los últimos años.
La situación derivada de la pandemia y el crecimiento repentino del trabajo remoto han puesto de nuevo en el foco a las personas como el principal activo de las empresas. Por ello, muchos están a favor de llevar a cabo determinadas tareas de manera presencial y, de ser en remoto, poner más esfuerzos en que se sientan como interacciones personales.
Los líderes de RRHH entienden que pueden ayudar a facilitar formas de trabajo para empoderar a través de una red de equipos, una estructura dinámica y colaborativa que puede abordar los problemas más urgentes de una organización rápidamente. En conclusión, apuntan que es necesario redirigir las formas de optimización para no perder de vista a las personas y que continúen en el centro.
Las estrategias de RRHH deben ser muy cercanas a las personas. Las empresas necesitan contar con el departamento para elaborar las políticas que afectan a las personas y acercarse al espacio de trabajo. La voz de los empleados y colaboradores tiene un valor incalculable para la mejora de proyectos.
La gestión del talento debe entenderse como el producto de multiplicar competencias por compromiso. Es decir, tomar como referencia las competencias a desarrollar en un puesto de trabajo dentro de una organización sin dejar de tener en cuenta el compromiso que adquiere el trabajador, como factor multiplicador para adquirir un nivel superior. El compromiso significa, por tanto, el factor diferencial y el determinante en el talento.
La optimización de talento implica tener identificado el potencial de los trabajadores. El talento circula por la organización y se focaliza la optimización en aquellos puestos claves para la organización de forma transversal.
El liderazgo optimizado sin perder el foco en las personas
Con todo, es importante que los líderes del hoy y el mañana tengan en cuenta que la optimización de procesos es una herramienta clave que, bien diseñada, es un valor añadido en el cuidado del equipo de trabajo. Optimizar tomando en consideración a los trabajadores y desde una perspectiva de desarrollo y retención del talento, entendiendo el impulso de las personas a través de la mejora de los proyectos.
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