15 de noviembre de 2024
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Existen 9.136 personas con discapacidad inscritas como demandantes de empleo y un 37% no lo encuentra tras superar el año

Existen 9.136 personas con discapacidad inscritas como demandantes de empleo y un 37% no lo encuentra tras superar el año
  • El año pasado, el 45% de los jóvenes con discapacidad concebía el empleo como un anhelo, aspirando a trabajar “en cualquier cosa”; sin embargo, este año el 86% tiene aspiraciones profesionales concretas y tan solo el 14% cree que lo importante es trabajar y le da igual en qué.
  • La mayoría (77%) desea encontrar empleo en el mercado abierto, en empresas ordinarias (entornos no protegidos), donde puedan convivir con profesionales con y sin discapacidad. Este porcentaje asciende al 91% en discapacidades de tipo físico y desciende hasta el 54% entre personas con discapacidad intelectual.
  • Más de la mitad se decanta por trabajar en el sector servicios (56%). un 19% prefiere hacerlo en el sector industrial y/o logístico, un 10% en la hostelería y un 6% se inclina por la rama artística.
  • Sin embargo, el 72% de las personas encuestadas cree que el hecho de tener un certificado de discapacidad le perjudica a la hora de encontrar este tipo de empleos.

El próximo 12 de agosto se celebra el Día internacional de la Juventud, un marco en el que la Fundación Adecco presenta su 7º informe Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro. Este análisis basa sus conclusiones en una encuesta a 200 personas con discapacidad menores de 30 años, apoyada en los datos del Servicio Público de Empleo Estatal y otras fuentes de referencia como Odismet. 

El empleo, protagonista del “propósito vital” de los jóvenes con discapacidad

Construir un futuro más justo e igualitario se ha convertido en una prioridad para las nuevas generaciones, que vislumbran un horizonte más inclusivo, ecológico y digital. Así se desprende de la Encuesta Merck: Sostenible o nada. El futuro que ambicionan los millennials y zeta europeos. Según este estudio, la igualdad, la diversidad y la inclusión son temas de conversación habituales tanto para los zeta como para los millennials. De hecho, los españoles son los europeos que más hablan de ello con amigos (42% de los españoles frente al 33% de los europeos).

Los jóvenes con discapacidad, como parte de esta generación, desean ser agentes activos en este proceso de cambio y ambicionan un futuro igualitario, en el que puedan participar en igualdad de condiciones sin que haya lugar a la discriminación.  En este escenario, el empleo se alza como el elemento primordial para que puedan hacer realidad su proyecto vital, en la medida en que se trata de un activo que proporciona independencia económica, les permite ampliar su red de contactos y les otorga autoestima y seguridad. En definitiva, el empleo constituye la palanca fundamental para garantizar la igualdad de los jóvenes con discapacidad, normalizar su vida y hacer efectiva su participación en todas las esferas sociales.

De hecho, si el año pasado casi la mitad de las personas encuestadas (45%) concebía el empleo como un anhelo, buscando trabajo “de lo que sea”, en esta edición muestran aspiraciones profesionales concretas, representando el empleo un pilar fundamental para desarrollar su proyecto de vida.  
“La pandemia socavó las expectativas profesionales de los jóvenes con discapacidad, pero al mismo tiempo ha supuesto un revulsivo para despertar hacia la diversidad y la inclusión. Se ha evidenciado que todas las personas somos necesarias y aquellas con una discapacidad son cada vez más conscientes de su potencial para aportar talento y valor a la sociedad, a través de un empleo que normalice su vida”– explica Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco. De este modo, la mayoría de las personas encuestadas (86%) busca empleo en una posición concreta, mientras que solo un 14% quiere trabajar “en cualquier cosa”. En otras palabras, los jóvenes con discapacidad ya no conciben el empleo como “limosna” o como un deber de la sociedad hacia aquellos que más lo necesitan, sino como un derecho adquirido mediante el que pueden aportar su talento y capacidades.

 

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Además, el empleo representa la principal preocupación de futuro para el 80% de los jóvenes con discapacidad, seguida de iniciar un proyecto de vida independiente y/o formar una familia (68%) y encontrar una vivienda que les ofrezca seguridad y garantías (56%), A continuación, tener un círculo social amplio, con sólidas relaciones sociales y afectivas (36%) y la posibilidad de acceder al ocio y cultura de forma igualitaria (25%), también se sitúan entre las prioridades de los jóvenes con discapacidad.

“Es incuestionable que el empleo representa el principal vehículo para que los jóvenes con discapacidad puedan materializar su proyecto vital y dar respuesta al resto de sus preocupaciones y prioridades como formar una familia, acceder a una vivienda o incrementar su red de apoyos. Es por tanto imprescindible orientar esfuerzos para que puedan acceder al mercado laboral, pues solo así podremos construir, verdaderamente, el futuro que todos anhelamos -empezando por los propios jóvenes-, más inclusivo, igualitario y alineado con lo programado en la Agenda 2030” -señala Mesonero.

 

TOP 5 PREOCUPACIONES JÓVENES CON DISCAPACIDAD

Encontrar un empleo

80%

Iniciar un proyecto de vida independiente y/o formar una familia

68%

Encontrar una vivienda con seguridad y garantías

56%

Tener un círculo social amplio, con sólidas relaciones sociales y afectivas

36%

Acceder a un ocio y estilo de vida igualitario

25%

 

Los jóvenes con discapacidad defienden un futuro profesional igualitario

Este año se cumplen cuatro décadas desde que se aprobó la legislación que exige a las empresas de más de 50 trabajadores incorporar a un porcentaje de profesionales con discapacidad no inferior al 2%. En un principio, esta ley (LISMI, hoy Ley General de los Derechos de las personas con discapacidad y su inclusión social) constituía un imperativo legal, una normativa que las compañías debían cumplir para no ser sancionadas. Así, la contratación de personas con discapacidad se asociaba a una respuesta legal y, en el mejor de los casos, a caridad o filantropía empresarial.

Con el tiempo, gracias a la suma de experiencias positivas y a la mayor visibilidad de la discapacidad en la sociedad, se ha ido dejando atrás la visión meramente jurídica y/o filantrópica en pro de una perspectiva más integral que va calando tanto en las empresas como en las propias personas con discapacidad. Para las primeras, la incorporación de personas con discapacidad a las empresas se alza como una oportunidad de crecimiento organizacional que impacta en variables como la reputación, el clima laboral y, en definitiva, la competitividad. Para las segundas, deja de ser un anhelo inalcanzable o reservado a unos pocos para convertirse en un derecho fundamental y en el vehículo por excelencia para normalizar su vida y alcanzar sus metas personales.

Esta pulsión late sobre todo entre las nuevas generaciones, como se desprende de los resultados de la presente encuesta. Así, más de tres cuartas partes de las personas encuestadas (77%) aspira a trabajar en el mercado abierto, en empresas ordinarias (entornos no protegidos) en las que convivan con personas con y sin discapacidad, y donde puedan demostrar su talento y capacidades. Frente a ellas, un 23% prefiere la opción de empleo protegido en Centros Especiales de Empleo, en los que 7 de cada 10 trabajadores tiene algún tipo de discapacidad.

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Por tipos de discapacidad, se observa que aquellas personas con discapacidad física son las que más inclinación tienen hacia la empresa ordinaria (91%), seguidas de los profesionales con discapacidad sensorial (86%), mental (85%) e intelectual (54%). Sea como fuere, en todos los casos la opción de empresa ordinaria es escogida por más de la mitad de los encuestados.

 

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En otras palabras: la mayoría de los jóvenes con discapacidad quiere formar parte de la sociedad, sin que la discapacidad sea un estigma para aportar su talento en el mercado laboral y sin que existan distinciones ni diferencias con respecto al resto de las personas de su generación. De hecho, no solo aspiran a trabajar como cualquier joven de su edad, sino que tienen claras cuáles son sus aspiraciones profesionales. Así, más de la mitad se decanta por un empleo en el sector servicios (56%), siendo las posiciones relacionadas con la atención al cliente las más deseadas, seguidas de las vinculadas a la seguridad, oficinas y despachos y limpieza. En segundo lugar, un 19% prefiere trabajar en el sector industrial y/o logístico, en perfiles vinculados al e-commerce (operarios, repartidores, preparadores de pedidos, etc), un 10% en la hostelería, un 6% se inclina por la rama artística (youtuber, cantante, actor, diseñador…) y un 9% opta por otro tipo de empleos en diversas áreas (enseñanza, tecnología, sanidad, etc).

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De todo ello se infiere que los jóvenes con discapacidad desean impulsar un cambio cultural que les diferencia de las generaciones antecesoras. Hace tan solo dos o tres décadas el entorno no invitaba a que las personas con discapacidad trabajaran, promoviendo su inactividad y/o dependencia o, en el mejor de los casos, su ocupación al margen del resto de la sociedad. Esto está cambiando y se evidencia en el sentir mayoritario de las nuevas generaciones con discapacidad, más empoderadas, que quieren labrarse un futuro profesional igualitario que les permita iniciar un proyecto de vida independiente y donde lo verdaderamente importante sean sus valores, capacidades y competencias.

Las dificultades para hacer realidad sus metas profesionales

Los jóvenes con discapacidad tienen clara la importancia del empleo como elemento clave para dar respuesta a sus propósitos vitales. Sin embargo, hallan grandes dificultades para encontrar un trabajo adecuado a su perfil, necesidades y expectativas.

Actualmente, y según el informe El Mercado de Trabajo de las personas con discapacidad (SEPE, 2022), se contabilizan 9136 personas con discapacidad menores de 25 años inscritas como demandantes de empleo, de las cuales casi 4 de cada 10 (38,7%) supera el año sin encontrar empleo.

Además, según arrojan los resultados del presente análisis, el 72% de los jóvenes con discapacidad cree que el hecho de tener un certificado de discapacidad le perjudica a la hora de encontrar trabajo en la empresa ordinaria, a pesar de que las compañías están obligadas por ley a incorporar un 2% de trabajadores con discapacidad, cuando superan los 50 trabajadores. En este sentido, el 65% afirma haber sentido, en algún momento, discriminación o rechazo en su búsqueda de empleo debido a su discapacidad.

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“Se observa una distancia entre las aspiraciones profesionales de los jóvenes con discapacidad y sus posibilidades reales de empleo. Su habitual menor nivel formativo (solo el 2% de los jóvenes con discapacidad tiene estudios superiores), unido a prejuicios que cuestionan sus competencias, les sitúan en una posición de desventaja a la hora de competir en el mercado laboral. Es fundamental ofrecerles un acompañamiento personalizado y reforzar su formación cualificada, a la vez que se promueve un cambio de sensibilidad por parte de las empresas y de la sociedad en su conjunto”– advierte Mesonero.

Precisamente, y con la vista puesta en el impulso de la formación cualificada entre los jóvenes con discapacidad, la Fundación Adecco ofrece becas formativas de grado, máster y FP a nacidos entre 1992 y 2006 con algún tipo de discapacidad. Las ayudas son de hasta 2000 euros por solicitante y el plazo de inscripción permanecerá abierto hasta el 30 de septiembre, a través de la web: fundacionadecco.org/becas 

Espíritu de superación, sacrificio y empatía: aliados profesionales de los jóvenes con discapacidad

Los jóvenes con discapacidad desean normalizar su presencia en el mercado laboral y, para ello, ponen en valor el extra de valores y competencias que a menudo ven reforzados, y que se convierten en garantía de éxito cuando se trasladan a los entornos de trabajo. Lejos enfocarse en sus aparentes limitaciones, los encuestados destacan algunos atributos que, precisamente debido a su discapacidad, han podido desarrollar más que el resto de los profesionales.

El más mencionado es el espíritu de superación, (75,3%), seguido de la capacidad de sacrificio (71,6%) y la empatía (64,2%). También destacan competencias como el esfuerzo (53,1%), la creatividad (38,3%) y las habilidades sociales y emocionales (30,9%).

 

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A la luz de estas competencias, un 84% de los encuestados no oculta su discapacidad en los procesos de selección (currículum, entrevistas de trabajo), sino que la destaca como un elemento a poner en valor, frente al 16% que prefiere no incluirla por considerar que podría perjudicarle.

“Si ponemos el foco únicamente en el plano diagnóstico de la discapacidad, dejamos de ver el talento que albergan las personas y perdemos visión y competitividad global. Además, y siempre huyendo de estereotipos, es innegable que una persona con discapacidad está acostumbrada a enfrentarse a obstáculos añadidos, viendo reforzados valores como la superación, el sacrificio, la empatía o la capacidad para encontrar soluciones creativas. Los jóvenes lo tienen claro y no quieren ocultar su discapacidad en los procesos de selección, sino señalarla como una ventaja competitiva”– señala Mesonero.

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