Desde la declaración de la pandemia por COVID-19, por parte de la OMS, en Europa se ha debatido entre priorizar la atención de la salud o la economía, asistiendo a efectos en cadena que ha provocado la caída de los mercados, el cierre de empresas, la pérdida de miles de empleos y el deterioro de los ingresos, de las economías y de los particulares, entre otros, pero que también ha afectado a la forma de entender, de organizar y de prestar los servicios públicos a los ciudadanos.
Hace unos meses, CSIT UNIÓN PROFESIONAL presentaba un Servicio de Asesoramiento Europeo para afrontar los desafíos de la crisis económica y sanitaria en el Sector Público. Para el Proyecto, financiado por la Unión Europea, Effective tackling of the economic crisis and the role of workers and social partners, liderado por este Sindicato, en el que participan organizaciones sindicales y empresariales de España, Italia, Polonia, Serbia, Bulgaria y Lituania, se diseñó una Fase de Asesoramiento cuyo objetivo era: fomentar el conocimiento y prestar el apoyo necesario tanto a los trabajadores y a sus representantes, como a los empleadores, en especial, los gestores del Sector Público. Posteriormente, como consecuencia del análisis de la Fase de Investigación que se llevó a cabo, se desarrollaron una serie de estrategias para lograr aumentar la participación de los trabajadores, y apoyar su implementación, en el actual contexto determinado por la crisis económica como consecuencia de la COVID-19. Una de las principales conclusiones extraídas es el convencimiento de que, únicamente, desde la negociación colectiva entre la Administración Pública y los trabajadores, así como desde el aumento de su participación en las tomas de decisiones reguladoras de sus condiciones de empleo, se podrá hacer frente a la actual crisis económica, ayudando a “preparar el camino” ante la llegada de otras posibles futuras pandemias.
Desde CSIT UNIÓN PROFESIONAL insistimos en recordar, que todos los trabajadores, y de manera especial los del Sector Público, se enfrentan a nuevos desafíos producidos por la implantación de nuevas tecnologías de comunicación e información, por la digitalización, la automatización, la externalización de servicios o la implantación de nuevas formas de empleo o de la prestación de los servicios habituales, como puede ser el trabajo a distancia.
Los distintos países de la Unión Europea han demostrado no estar preparados para enfrentarse a dicha situación de pandemia y han puesto de manifiesto sus debilidades para gestionarla, quedando al descubierto las deficiencias y los desafíos reales a los que se enfrentan los servicios públicos que prestan a la ciudadanía. Unos servicios públicos que se han visto desbordados, en muchos casos; que han cambiado la atención presencial por la virtual; o en los que encontramos profesionales (en ámbitos como el sanitario, el asistencial, el docente, el de emergencias y seguridad, los transportes, etc.) cansados, tanto por el esfuerzo físico, como por la carga emocional que han soportado, de manera continuada, durante este periodo.
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