Con la digitalización y las nuevas tecnologías, el mundo y las interacciones sociales cambian cada día. Con ello, la forma de trabajar también se reinventa para incluir los grandes avances tecnológicos y que estos repercutan positivamente en la mejora de la productividad y agilidad de las empresas. Uno de los conceptos que más se ha extendido en los últimos años es el denominado coworking o espacio de trabajo flexible, un término cada vez más popular. Pero ¿en qué consiste realmente?
El coworking se basa en compartir un espacio común en el que los profesionales trabajan a la vez que comparten ideas y proyectos. En sus inicios se trataba de un modelo más enfocado a autónomos, teletrabajadores, startups o pymes, pero actualmente, y con la evolución del sector, el coworking se ha consolidado como un modelo con grandes ventajas para empresas de todos los tamaños, ya que permite optimizar costes, ubicarse en una localización estratégica y contar tanto con espacios privados como colaborativos que se adaptan al crecimiento y necesidades de cada equipo. Adicionalmente, estos espacios flexibles permiten rodearse de profesionales con diferentes redes de contactos, con el objetivo de generar mayores oportunidades de negocio.
Según el Informe de Espacios Flexibles 2021, elaborado por la Consultora CBRE, el stock flex alcanza ya el 1,7% en Madrid y el 2,7% en Barcelona. Es decir, este es un modelo que está adquiriendo cada vez un mayor peso en el mercado de oficinas y que, está comprobado, se encuentra en auge.
¿Cuáles son las ventajas de este modelo de trabajo?
- Flexibilidad: probablemente una de las mayores ventajas del coworking es la eliminación de los largos periodos de contratación y la adaptación al tamaño de la plantilla en cada momento. Los espacios de oficinas se pueden alquilar tanto para cortos periodos de tiempo como a largo plazo, incluso para un día concreto.
- Productividad: en estos espacios de trabajo se crea un clima de concentración, de conexión y de inspiración que ayuda a obtener un mejor resultado en las tareas. Se trata de entornos que combinan áreas donde trabajar sin interrupciones a la vez que cuentan con zonas comunes en las que desconectar y conectar con el resto de miembros o trabajar de una manera más distendida.
- Mayores oportunidades: el hecho de compartir espacio con distintos profesionales favorece la interrelación y, como consecuencia, las oportunidades. De esta forma puedes hacer que tu red de contactos crezca exponencialmente.
- Optimización de costes: contratar una oficina en un espacio de coworking supone una clara optimización de costes frente a una oficina convencional. Con el alquiler de estos espacios se incluyen gastos como el agua, mobiliario o Internet, así como la atención de llamadas o la recepción de mensajería.
- Ubicación: el lugar en el que se sitúa una empresa dice mucho de ella, influyendo incluso en su imagen de marca. De ahí que los coworking suelan encontrarse en localizaciones estratégicas de las ciudades con el fin de aumentar la visibilidad de las empresas miembros.
En definitiva, el modelo de coworking o espacios flexibles supone un soplo de aire fresco tanto para la cuenta de resultados de las empresas como para la motivación de los equipos. Contar con un espacio que permite incrementar la red de contactos y que favorece la flexibilidad a todos los niveles está haciendo que las compañías opten cada vez más por este modelo de oficina.
El número de operadores dedicados a la explotación de espacios flexibles ha crecido mucho en los últimos años, tanto en España como en el resto del mundo, un incremento que se debe al cada vez mayor atractivo del sector y al aumento de la demanda. En nuestro país, la primera compañía que apostó por el desarrollo de este modelo fue Lexington, quien actualmente cuenta con casi 16.000m2 de espacios flexibles repartidos en ubicaciones tanto en Madrid como en Barcelona. Destaca, además, por su especialización en cubrir las necesidades de oficina del cliente corporativo a través de la creación de espacios totalmente a medida, una diferenciación que le ha llevado a que más del 80% de sus miembros sean empresas de gran tamaño, en su mayoría de carácter internacional.
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