Marsh, líder en correduría de seguros y consultoría de riesgos, ha presentado, ante el resto de las empresas socias de la Fundación SERES, la 17ª edición del informe Global Risks Report 2022, estudio elaborado por el Foro Económico Mundial, con la colaboración de Marsh McLennan. En el encuentro se ha puesto el acento en la evaluación de los riesgos sociales, que junto con los medioambientales se sitúan como las grandes amenazas del mundo para los próximos cinco años. El Informe de Riesgos Globales 2022 (GRR), documento elaborado por el Foro Económico Mundial que este año lanza su 17ª edición, se basa en los resultados de dos encuestas (Global Risks Perception Survey y Executive Opinion Survey), en las que han participado más de 100 líderes españoles. Han participado representantes de ambas organizaciones, Fernando Ruiz, presidente de Fundación SERES, Álvaro Milans del Bosch, CEO de Marsh Iberia y CCO de Marsh McLennan España y José María Carulla, managing director de Marsh España. Además, la sesión ha contado con la perspectiva de riesgos sectoriales compartida en una mesa redonda moderada por Ana Sainz, directora general de Fundación SERES en la que han intervenido Miguel Ángel Barcia, director de gestión Integral de riesgos de ABANCA y Guillermo J. Vicente Sauco, internal audit director de COSENTINO.
Fernando Ruiz, presidente de Fundación SERES ha dado la bienvenida y ha señalado que “traemos las principales conclusiones del Global Risk Report en medio de un contexto global que nos ha hecho abordar cuestiones complejas como la desigualdad, las tensiones geopolíticas, las brechas en el empleo, talento y educación o la falta de cohesión social. SERES tiene la vocación de unir lo social con lo económico. El objetivo de la fundación es garantizar la visión estratégica de los proyectos y posicionar las actuaciones sociales como iniciativas clave para las organizaciones, capaces de ofrecer valor para la empresa y para la sociedad”.
Por su parte Álvaro Milans de Bosch CEO de Marsh Iberia y CCO de Marsh McLennan España, ha comentado que “además de ser un placer volver a presentar este informe junto con la Fundación Seres, en esta decimoséptima edición en particular, la preocupación social es un riesgo que toma relevancia y es prioritario, independientemente o en relación con otros como los que afectan a los factores ESG, los de ciberseguridad o los geopolíticos, todo ellos vistos en el ámbito global”.
El informe identifica el desempleo como la principal amenaza en España frente a la crisis económica o la ralentización de las medidas para paliar la crisis climática, que son las mayores preocupaciones globales. En nuestro país, el volumen de parados, unido a la prolongación del estancamiento económico y agravado por la pandemia, han venido a acrecentar, más si cabe, los problemas de subsistencia de las familias españolas. A corto plazo, algunas de las otras principales inquietudes mundiales que se identifican son las crisis de subsistencia y el deterioro de la salud mental.
Los riesgos tecnológicos, como la «desigualdad digital» y el “fracaso en ciberseguridad», también están considerados amenazas críticas a corto y medio plazo para el mundo, según los resultados de la encuesta. No obstante, estos riesgos bajan en la clasificación, sin embargo, no los podemos perder de vista a largo plazo por los costes que conllevan para cualquier organización.
Para valorar el balance de los últimos dos años, los participantes del GRPS identificaron los riesgos sociales como prioritarios ya que la pandemia ha puesto en primera línea cuestiones que ahora son más relevantes que nunca como la «erosión de la cohesión social», la «crisis de subsistencia» y el «deterioro de la salud mental». Solo el 16 % de los encuestados se muestra positivo y optimista con respecto a las perspectivas globales y tan solo el 11 % piensa que la recuperación mundial se acelerará. En cambio, la mayoría de los encuestados considera que los próximos tres años se caracterizarán por la inseguridad en todos los sentidos.
Recuperación económica desigual
Los efectos de la pandemia siguen suponiendo un reto para la recuperación de la economía mundial, y su evolución ocasionará incrementos en las desigualdades. Se espera que para el año 2024, las economías en desarrollo (sin incluir China) crecerán un 5,5 % menos de lo previsto antes de la pandemia, mientras que las avanzadas habrán superado las estimaciones en un 0,9 %. El nuevo repunte del Covid-19 de finales de 2021 complica la recuperación, lo que está agravando los desequilibrios en el mercado laboral, el proteccionismo y las más recientes brechas digital, educativa y de competencias. En el caso de España, a pesar de los fondos Next Generation, esto es una realidad que se repite. En algunos países, la rápida vacunación, el éxito de la transformación digital y las nuevas oportunidades de crecimiento conducirán a la vuelta a las tendencias anteriores a la pandemia a corto plazo, mientras que otros muchos que se verán lastrados por las bajas tasas de vacunación (en los 52 países más pobres, donde vive el 20% de la población mundial, solo el 6 % de la población había sido vacunada en el momento de redactar este documento), la presión en los sistemas de salud, la fractura digital y el estancamiento de los mercados laborales.
Según José María Carulla, managing director de Marsh España y portavoz del informe “una recuperación desigual de las economías tras la pandemia no solamente agudiza las tensiones entre estados y estimula las actuaciones proteccionistas, sino que compromete la posibilidad de buscar marcos de actuación común frente los principales retos globales, como pueden ser el clima, la ciberseguridad y los desafíos sociales”.
Transición climática
Según el Informe, el «fracaso de la acción contra el cambio climático» es sin duda la amenaza que se reconoce más relevante a largo plazo para el mundo y el riesgo con el mayor alcance porque podría tener los efectos más graves durante la próxima década. Los efectos del cambio climático se están materializando con rapidez en forma de sequías, incendios, inundaciones, escasez de recursos y extinción de especies, entre otros. Fenómenos todos ellos que afectan a nuestro país con regularidad ya que, en 2020, Madrid fue una de las ciudades del mundo que experimentó temperaturas extremas como no se habían visto en años, se llegaron a los históricos 42,7 °C. En Dallas, las temperaturas más bajas en 72 años fueron noticia, se registraron los −19 °C.
La ciberseguridad
La creciente dependencia de los sistemas digitales se ha visto intensificada por la pandemia y ha cambiado las sociedades. En los últimos 18 meses, los sectores han sido objeto de una rápida digitalización, los trabajadores han adoptado el teletrabajo, las plataformas y los dispositivos que facilitan este cambio se han multiplicado, al mismo tiempo que las amenazas de ciberseguridad. Estas siguen creciendo (en 2020, los ataques de malware y ransomware aumentaron en un 358 % y un 435 % respectivamente) y están superando la capacidad de las sociedades para prevenirlas o responder a ellas de forma eficaz. En los últimos años, tanto los organismos públicos como empresas privadas de todo el mundo han sido el objetivo de los piratas informáticos.
La resiliencia
Para una gestión más precisa de las crisis actuales, los diversos actores públicos y privados deben interaccionar activamente y buscar el equilibrio de los costes, la regulación hacia la resiliencia y la modificación de los acuerdos de intercambio de información para aprovechar las oportunidades que se abrirán en áreas como las cadenas de suministro o los códigos de conducta sectoriales. Todo lo anterior evidencia la necesidad global de incorporar una visión basada en la resiliencia a todos los niveles.
José María Carulla ha subrayado: “Una vez más este documento corrobora lo que estamos viviendo y que es una realidad, los objetivos para el cuidado del medioambiente son prioritarios a nivel mundial. En esta línea, el establecimiento de objetivos y el compromiso en trabajar hacia ellos es fundamental. Para conseguirlo, las empresas deben prepararse y adaptarse hacia un más ajustado entorno de cumplimiento normativo, desarrollando políticas ESG e implantando de planes alternativos para estimular esa transformación y reforzar su resiliencia”.
Ana Sainz, directora general de Fundación SERES, encargada de moderar la mesa redonda, ha resaltado: “tras más de dos años de pandemia las brechas sociales se han evidenciado cada vez más. Vivimos en un mundo con crecientes dificultades para alcanzar la cohesión social con cuestiones complejas como la desigualdad, las brechas en el empleo, talento y educación o un crecimiento alarmante de las situaciones de pobreza de las familias. Por eso los colectivos más vulnerables son uno de los focos principales de trabajo en el día a día de la fundación. Es necesario contar con empresas capaces de generar soluciones eficientes, eficaces, escalables y sostenibles. Las empresas son un agente esencial y muy determinante en las medidas que puedan acometerse en el futuro”.
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