Desde el estallido de la crisis sanitaria, los espacios de trabajo flexibles tienen cada vez mejor aceptación entre compañías de todos los tamaños. Esto se debe a que los hábitos y las dinámicas laborales han cambiado y, en consecuencia, también lo han hecho las prioridades de las empresas a la hora de elegir los entornos de trabajo óptimos para sus equipos.
En este contexto, Lexington, la primera compañía del sector de los espacios de trabajo flexibles en España, comparte cuáles son, respecto a las oficinas tradicionales, los beneficios de apostar por espacios flex:
- Reducción de un 33% en los costes. En los espacios de trabajo flexibles, las compañías logran una notable reducción de costes en lo que a gastos de suministros y servicios se refiere. Concretamente, el operador de oficinas flex señala un ahorro de hasta el 33% respecto al alquiler convencional en una comparativa simulada para una oficina de 20 personas. Los principales aspectos que se tienen en cuenta para extraer este dato son el consumo energético, los gastos de comunidad, los servicios de recepción, limpieza e internet, entre otros.Cabe destacar que, contratando un espacio en este tipo de entornos de trabajo, se evita también el esfuerzo financiero inicial vinculado a los gastos de implantación de la oficina y el mobiliario.
- Ubicación estratégica. De forma generalizada, la localización de estos entornos se está concentrando en las áreas con más potencial y reconocimiento de las grandes ciudades. En concreto, es habitual que los espacios de trabajo flexibles se ubiquen en los distritos financieros por excelencia o en ubicaciones estratégicas como hubs tecnológicos o de innovación. Esta situación contribuye a su crecimiento y favorece que las compañías puedan tener presencia en las zonas de negocios más destacadas, brindando además las mejores conexiones para los desplazamientos de sus equipos.
- Espacios eficientes y adaptables. En las oficinas tradicionales es habitual que se desaprovechen zonas (sobre todo con la llegada del trabajo híbrido), mientras que, en los espacios de trabajo flexibles, la distribución de los diferentes entornos resulta mucho más eficiente y adaptada a las necesidades de cada organización. De hecho, siempre será posible reducir o aumentar el espacio según las circunstancias de la plantilla, así como distribuir las zonas, amoldarlas a la naturaleza de cada negocio y personalizar cualquier rincón para que respire identidad de marca.
- Fomentar el networking interno. Una de las grandes ventajas de este modelo de trabajo flexible reside en la existencia de entornos comunes donde los equipos podrán potenciar las relaciones y generar sinergias. Los profesionales cuentan con zonas de descanso, espacios para tomar un café o comer algo y salas de reuniones diáfanas en las que organizar encuentros distendidos, además de iniciativas y herramientas online para el fomento de la comunidad.
A grandes rasgos, las oficinas flex se acercan más a las expectativas que tienen actualmente los trabajadores y las empresas más pioneras. En este sentido, desde Lexington afirman que “resulta indispensable que las compañías conozcan los beneficios que tiene el hecho de contar con espacios de trabajo flexibles para impulsar sus proyectos, así como la eficiencia y productividad de su workforce”. En la misma línea añaden que “nuestro objetivo es seguir trabajando en entornos que den respuesta a las necesidades de las empresas, pero, sobre todo, que cuiden de las personas que trabajan en ellas, ya que su bienestar es el principal motor hacia el éxito”.
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