El mercado inmobiliario español enfrenta 2022 con buenas perspectivas de crecimiento tras haber superado los niveles prepandemia a finales de 2021, con más de 640.000 compraventas. Buena parte de esta recuperación se debe al trabajo de las agencias inmobiliarias, que concentran el 64% de las operaciones de compraventa de vivienda de segunda mano, según los datos de la IX oleada del Barómetro Inmobiliario elaborado por UCI (Unión de Créditos Inmobiliarios) y su área de desarrollo profesional SIRA (Spanish International Realty Alliance).
Sin embargo, aunque en los últimos años la intermediación inmobiliaria ha ganado una importante cuota de mercado, todavía siguen siendo habituales las operaciones de compraventa entre particulares. Además, el sector se enfrenta a un importante intrusismo laboral, que también lleva en ocasiones a una negativa imagen entre los consumidores. De hecho, los agentes inmobiliarios son el sexto oficio que menos confianza genera entre la población mundial. Solo un 32% opina que los agentes cuentan la verdad, según el Veracity Index 2021 de Ipsos.
Esta mala fama se debe principalmente a las estafas, fraudes y mala praxis que genera el intrusismo en el sector inmobiliario, uno de los más afectados por la falta de regulación. En esta línea, los expertos de la red inmobiliaria Comprarcasa han analizado la actualidad del mercado inmobiliario y los factores clave que ayudarían a evitar el intrusismo en el sector.
Registro de agentes: la Comunidad Valenciana se convirtió el pasado 30 de diciembre en una de las pocas regiones en España con un registro de agentes inmobiliarios obligatorio en base a unos requisitos. Anteriormente, solo Cataluña contaba con este registro obligatorio y la Comunidad de Madrid (RAIN) con uno de carácter voluntario.
Según Toni Expósito, CEO de Comprarcasa, esta regulación a través del registro obligatorio de agentes inmobiliarios es “un aspecto clave para aportar más garantías de calidad en el servicio inmobiliario, además de reforzar la seguridad en las operaciones de compraventa y alquiler. Los registros públicos de agentes permiten a cualquier ciudadano consultar la información sobre las personas en las que van a confiar sus operaciones inmobiliarias, con lo que las posibilidades de que ocurran estafas o fraudes se reducen significativamente”.
Sede física: para estar registrado como agente inmobiliario un aspecto clave es tener una sede física abierta al público. O, en su defecto, acreditar la dirección física del agente si su modelo de negocio es 100% digital.
Formación: la regulación apunta también a contar con una formación para poder ejercer como agente inmobiliario. Aunque no existe un título especifico, lo más recomendado son perfiles de Ciencias Sociales y Jurídicas, Ingeniería o Arquitectura. Incluso, en regiones como Cataluña o Madrid, existe, como alternativa a estos títulos, un curso de formación en materia inmobiliaria, servicios de mediación, asesoramiento y gestión. Además, es fundamental tener buenos conocimientos en marketing, nuevas tecnologías, customer experience y social selling.
Toni Expósito, CEO de Comprarcasa resalta como imprescindible “tener una formación exhaustiva en términos legales, fiscales y económicos para entender el mercado y dar el mejor servicio posible”. Además de “conocimientos del contexto inmobiliario, que marcarán la diferencia entre un agente profesional y una persona sin experiencia y con prácticas desleales”, señala el CEO de Comprarcasa.
Ética y buenas prácticas profesionales: el intrusismo lleva también en ocasiones a la falta de una ética y criterio profesional en el sector y “provoca que los consumidores tengan la imagen de ser un empleo que solo consiste en enseñar viviendas, cuando para ejercer esta profesión son necesarios muchos más conocimientos y un importante expertise para ayudar al cliente en cualquier aspecto de la compraventa”, recuerda Toni Expósito.
¿Cómo detectar a un profesional inmobiliario con una mala praxis o posibles intentos de fraude? Los expertos de Comprarcasa apuntan varios aspectos fundamentales para identificarlos.
Cobro de comisiones: la normativa protectora de consumidores y usuarios impide las comisiones excesivas en las agencias inmobiliarias, como la mala práctica de cobrar al potencial cliente por enseñar una casa en venta. Las hojas de visita que se firman al visitar una vivienda son solo documentos informativos para la agencia y el dueño del inmueble, pero en ningún caso son contratos vinculantes que obliguen a un pago. Ante este tipo de situaciones, los clientes podrían incluso sospechar un intento de fraude.
Contacto físico: Aunque hoy en día no es raro solicitar tours virtuales por las viviendas en venta o realizar negociaciones en videollamadas, estas prácticas son indicadas para una primera fase del proceso de compraventa. No obstante, antes de firmar ningún acuerdo o contrato por la vía digital, es recomendable que los clientes tomen una serie de precauciones extra, como asegurarse que el agente cuenta con oficinas físicas, que dispone de un seguro de caución para asegurar el dinero de una reserva o señal, son indicadores clave de su profesionalidad. Por tanto, es conveniente visitar las instalaciones del profesional y conocerle en persona antes de firmar un contrato tan importante como una compraventa.
Documentación: otras actitudes que pueden revelar fácilmente al comprador que está negociando la compra de su vivienda con una persona sin experiencia y sin garantías, sería la negación a formalizar el contrato de compraventa por escrito o que no tenga hojas de reclamaciones.
Inexistencia de una etiqueta de eficiencia energética: la ley actual exige que los anuncios de las viviendas en venta o alquiler indiquen claramente cuál es la eficiencia energética del inmueble o, al menos, que esta certificación esté en proceso. En este sentido, es recomendable que el comprador se interese y pregunte al agente por la eficiencia energética de la vivienda, especialmente si se trata de obra nueva.
En esta línea, Toni Expósito concluye que “para garantizar la confianza de los consumidores es esencial una mayor regulación de agentes inmobiliarios para evitar casos de fraudes y cumplir con todos los requisitos legales, éticos y de seguridad en la operación”.
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