La definición de diferentes objetivos profesionales forma parte de la revisión más o menos continua que hacemos de nuestro proyecto profesional en general, así como de nuestras metas más concretas. Objetivos y metas como cambiar de trabajo, no comer delante del ordenador, usar el descanso de la mañana para salir a la calle a caminar y activar las piernas, ser más asertivos, atrevernos a aportar nuestras opiniones en las reuniones o exponer y solicitar los motivos por los que creemos que debemos tener un aumento de sueldo. Por eso es importante entender porqué pueden fallar las estrategias de planteamiento de objetivos profesionales y así hacer más fácil que este próximo año 2022 sea el año- por fin- del cambio.
Desde ifeel la plataforma holística de apoyo psicológico para individuos y empresas con 300.000 usuarios en España, explican que para que una meta laboral tenga posibilidades de ser alcanzada debe ser medible, concreta, significativa y estar contextualizada en el tiempo. Si no es así será más fácil que no veamos el momento de ponernos en marcha.
El problema es que, por diferentes motivos, a veces nos planteamos objetivos vagos, demasiado ambiciosos o poco importantes. A veces nos falta constancia y compromiso, por eso nunca encontramos el momento adecuado para llevarlos a la realidad o, para cuando lo encontramos, ya es demasiado tarde. Al fin y al cabo, siempre hay algo mejor o más fácil que hacer que arremangarse para cambiar parte de nuestra vida. En cualquier caso, el mero hecho de que nos planteemos objetivos implica un cierto grado de compromiso con nosotros mismos como trabajadores y también -siempre que en la lista no esté “cambiar de compañía”- con la empresa a la que pertenecemos.
Estas son algunas sugerencias para establecer unos objetivos profesionales para 2022 factibles y con sentido.
1. Reflexiona sobre tu motivación
Mientras vas diseñando tu pequeña o gran estrategia de objetivos profesionales para 2022 deja un espacio para la reflexión: ¿para qué te planteas estos objetivos? ¿Por qué ahora?
Este tipo de preguntas pueden llegar a requerir mucho tiempo para ser contestadas, a no ser que tengamos las cosas muy claras y estemos ya en pleno proceso de lanzamiento hacia tus metas profesionales para el nuevo año. Simplemente piénsalo, deja que circulen por tu mente. Darles alguna respuesta, aunque sea tentativa, te ayudará a conectar las metas que te plantees con tus verdaderas necesidades y motivaciones de este momento.
2. Diferencia tus objetivos profesionales de los que la empresa tiene para ti
Lo habitual, sobre todo en empresas relativamente grandes, es que los managers analicen junto a los miembros de su equipo los objetivos de cada uno para el siguiente año que empieza. Estos son los objetivos oficiales, explícitos. No obstante, cada uno de los empleados puede, en su fuero interno plantearse qué necesita o qué le apetece cambiar como trabajador, incluso aunque nunca lo comparta con su responsable o con sus compañeros o si ese contenido sea solo algo suyo que no implica a nadie más. Ponerlos sobre el papel diferenciados en dos columnas nos ayudará a tener una imagen clara de lo que la empresa espera y lo que nosotros esperamos, tanto de la compañía como de nosotros mismos.
3. Complícate solo lo necesario
Tus objetivos profesionales para 2022 no tienen que ser ni muchos ni pocos, ni complejos ni simples: tienen que ser los tuyos, los que tengan sentido para tu carrera profesional en este momento.
Algunos pueden ser de más larga resolución (por ejemplo, mejorar tu nivel de inglés), otros pueden ir cumpliéndose de manera continua, sobre la marcha (por ejemplo, llegar cada día a la hora, o no comer delante del ordenador). A veces pequeños cambios pueden tener importantes repercusiones para el bienestar psicológico, aunque en principio no parezcan nada muy trascendente: “voy a salir cada día a mi hora” puede ser un magnífico ejemplo de objetivo profesional. Anotar en un calendario los días en los que sí lo has logrado, te dará una imagen en positivo de que estás construyendo un cambio que está dejando huella en los nuevos días del nuevo año.
4. Distingue entre metas y acciones
Una persona puede plantearse como meta profesional el “dedicar al trabajo solo el tiempo que sea necesario”. Si bien ese es el objetivo para llevarlo a la práctica hay que detectar las acciones concretas y plasmarlas en un listado a modo de ruta que nos llevará a esa meta. Por ejemplo, para no dedicar al trabajo más del tiempo necesario puedo: no programar reuniones a partir de cierta hora, no consultar el email del trabajo fuera del horario laboral, dejar el viernes el ordenador en la oficina para no llevármelo a casa todo el fin de semana…
Este simple ejercicio te dará como resultado una clara guía fácil de seguir.
5. Haz una buena jerarquía de objetivos
Lo importante es que los objetivos que te plantees sean factibles y te organices bien a la hora de ponerte con ellos, en lugar de construir castillos en el aire que luego acabarán frustrándote.
Una vez que tengas tu proyecto inicial párate a pensar cuáles de las cosas que te has planteado llevar a la práctica son realmente importantes y cuáles son secundarias, para decidir qué recursos inviertes en cada una. Piensa también en cuáles están solo en tu mano y para cuáles necesitarás contar con la ayuda de otros. Un tercer eje puede ser el calendario: quizá no todos los objetivos tengan su punto de arranque a principios de enero. Teniendo en cuenta estos criterios y cualesquiera otros que debas contemplar, ¡ponte manos a la obra!
6. No percibas tu estrategia de objetivos profesionales como una amenaza
Pensar las cosas, pero sin pasarnos de solemnes. Está claro que cada decisión que tomamos en cada momento condiciona futuras decisiones, pero esto debemos contrapesarlo con la idea de que la vida da muchas vueltas, todo es provisional, no podemos medir, anticipar, controlar todas las variables, la vida no es una tabla de excel ni un algoritmo. Debemos dejar espacio para la fluidez, la espontaneidad y la apertura a la experiencia a la hora de optar por ciertos caminos. Un proyecto profesional estructurado no es un proyecto robótico, ni un espacio sellado como si fuera la puerta de una pirámide. Así que hay tener la mente abierta a las oportunidades que de pronto nos lleguen aunque estén fuera de nuestro plan.
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