¿Cuándo y cómo pedir una revisión salarial? ¿Existe un momento mejor que otro? Según varias investigaciones, elegir la ocasión adecuada puede ayudar a conseguir el deseado aumento de sueldo. UK Biobank, un biobanco que investiga la predisposición genética y la exposición ambiental al desarrollo de enfermedades, publicó recientemente una investigación con datos de más de 88.000 personas y concluyó que las 11 de la mañana es la mejor hora para pedir un aumento de sueldo. ¿El motivo? A esa hora de la mañana, la hormona del estrés, llamada cortisol, está bastante alta, de manera que quien va a solicitar dicho aumento cuenta con la energía suficiente como para abordar esa conversación. En paralelo, también se ha viralizado un estudio elaborado por LinkedIn en la misma dirección: el mejor mes para intentar un incremento salarial es enero.
Calibrar los resultados personales y de la empresa
Pero, evidentemente, toda esta información es orientativa: «Estas afirmaciones se basan en hechos objetivos que, a pesar de aportar información interesante, hay que contrastar con las variables laborales de cada individuo», asegura Maria Naqui, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). «Las 11 de la mañana es una buena opción porque tener altos los niveles de cortisol nos impulsa a tomar decisiones. Aun así, pedir el aumento salarial es algo personal y no todos funcionamos de la misma manera».
Y el motivo por el que enero es el mes óptimo para pedir un aumento es sencillo: en esta época del año se aborda la previsión de gastos del próximo ejercicio. Por otra parte, los otros dos meses «óptimos» para solicitar una revisión salarial, junio y julio, son meses de cierre del año fiscal. No obstante, Naqui advierte: «Si la empresa no tiene un buen estado financiero o se prevén despidos, no es un buen momento para hacerlo». Y añade: «Cuando se hace el cierre de la empresa y la previsión del año siguiente es un buen momento para intentarlo, porque permitirá a tus superiores valorar los éxitos alcanzados durante el año y hacer la previsión del futuro».
Identificar sentimientos, un paso esencial
Marta Calderero, también profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, asegura que «más que una fecha ideal, es más importante tu estado emocional y el de tu jefe». Así que, ¿cómo valorar todos estos factores?
Calderero habla de hacer «una autorreflexión previa, identificar cómo nos sentimos (enfado, tristeza, miedo…) y cuáles son los pensamientos que aparecen en nuestra mente (‘No me han dado lo que me merezco, es mi derecho…’)». De esta manera, concluye, podremos ser más asertivos y evitar que las emociones y pensamientos nos hagan actuar de manera más pasiva o, incluso, agresiva. Eso, por parte de quien va a plantear la cuestión, pero ¿y el jefe? «Es bueno observarlo y confirmar que es buen momento para hablar con él porque se muestra receptivo y tranquilo». Guiarnos por las pautas del día es fundamental: ¿está más estresado por las mañanas o por las tardes? ¿Cuándo tiene mayor carga de trabajo? Debemos, evidentemente, evitar esos momentos para plantear algo.
Consejos para pedir un aumento
1. Usar la técnica DESC
Según explica Maria Naqui, «es una técnica que nos permite comunicarnos de manera eficaz, expresando cómo nos sentimos y haciéndoselo saber a nuestro interlocutor». Durante la conversación, «hay que destacar que debemos tener claros nuestros logros y los motivos», añade.
Se llama DESC porque consta de los siguientes pasos:
- Describir la situación que nos genera malestar (nuestro actual salario, en este caso).
- Expresar las emociones que tenemos y cómo nos sentimos.
- Sugerir soluciones en el asunto que estamos tratando (la subida salarial).
- Poner de manifiesto las consecuencias que tendrá para el solicitante y para los demás ese cambio, incidiendo en sus ventajas y efectos positivos.
2. Fijar una reunión
Por su parte, Marta Calderero incide en la importancia de poner fecha a ese evento. «Fijar previamente la reunión es aconsejable para aumentar nuestra sensación de control y sentirnos cómodos», y también explica que hay que ser positivo y esperar un buen resultado. «Es muy importante transmitir nuestro mensaje claramente y con brevedad. No hay que entrar en detalle ni especular sobre por qué no se ha producido antes el ascenso».
3. Practicar la escucha activa
Una cosa es hacer como que se escucha, solo esperando a contrarreplicar, y otra escuchar activamente. Esto es fundamental, en palabras de Calderero. «Permite que tu jefe responda, dale su tiempo y evita mostrar en ese momento una actitud defensiva».
4. Aceptar el resultado
Tanto si su respuesta es positiva como negativa, la profesora también aconseja «mantener la calma y cerrar la conversación lo antes posible y, siempre que se pueda, dejar la puerta abierta para una futura conversación».
¿Qué circunstancias hay que valorar a la hora de dar el paso?
¿Existen hechos objetivos que se puedan tener en cuenta a la hora de animarnos a entrar en el despacho del jefe y pedir ese deseado aumento de salario? Según explica Maria Naqui, «la percepción que cada uno tiene de su sueldo es relativa y, aunque parezca que puede ser un tema objetivo, existe una vertiente personal y propia de cada individuo que marcará nuestra visión de la situación». Dos personas con el mismo salario pueden tener distintas percepciones de si lo que cobran es justo o no. Y no solo está la percepción del sueldo, sino también, a veces, la de uno mismo. Aunque lo habitual es llegar a la conclusión de que merecemos un ascenso o un mayor salario porque hemos trabajado duro, no podemos obviar que hay sujetos que consideran que sus habilidades son muy superiores a lo que lo son en realidad (el famoso efecto Dunning-Kruger).
Según explican las expertas, las personas cambian por dos razones: por necesidad o por deseo. «Tenemos que valorar qué circunstancias nos mueven a dar ese paso», comenta Naqui. Y aquí entra un factor, según la profesora, que hay que tener en cuenta: «estas variables no son objetivamente medibles, pero será responsabilidad de los mánagers conocer cuáles son los intereses de sus colaboradores». Y añade: «los mandos directos de los colaboradores en las empresas podrían tener la información para hacer previsiones de aumento de sueldo a los miembros de su equipo».
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