El Covid ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las personas y las organizaciones, así como la rapidez con la que podemos enfrentarnos a desafíos que no esperamos, pero, sobre todo, ha hecho visible la capacidad de adaptación y la necesidad de estar prevenido ante cualquier tipo de cambio.
También en el espacio de trabajo. De hecho, aquellas organizaciones que contaban con espacios flexibles y que estaban preparadas tecnológicamente para afrontar esta realidad lo tuvieron más fácil que aquellas que no lo estaban.
Así, el COVID ha hecho palpable la necesidad de las empresas de reinventar los espacios de trabajo y contar con entornos fácilmente adaptables a los posibles cambios sanitarios, económicos o, incluso, climáticos. En este sentido, conseguir espacios resilientes adaptados a las necesidades de las organizaciones y del equipo de trabajo se ha convertido en uno de los grandes desafíos para las compañías.
Steelcase, consultoría especializada en el espacio de trabajo, señala dos principios claves para ayudar a las organizaciones a crear espacios de trabajo resilientes.
Diseñar para el bienestar físico, cognitivo y emocional
Para que una compañía sea resiliente, es necesario que las personas también lo sean, que sepan afrontar los cambios de manera eficiente, recuperarse ante las adversidades y sentirse seguros.
Para ello, el espacio de trabajo debe diseñarse de forma que fomente su bienestar en tres esferas: bienestar físico, ayudando a las personas a estar cómodas y llenas de energía; cognitivo, fomentando la concentración y el descanso a través de espacios en los que tanto los individuos como los equipos puedan desarrollar su desempeño sin distracciones; y emocional, impulsando espacios que promuevan las conexiones entre personas y favorezcan el grado de pertenencia y compromiso con la organización.
Crear un ecosistema de espacios
Para impulsar ese bienestar, es esencial crear un ecosistema de espacios que ayuden a desempeñar diversas actividades y a adoptar diferentes estilos de trabajo. Porque las personas necesitan espacios donde reunirse y sentir que forman parte de un grupo, pero también espacios de concentración e individualidad o espacios de socialización o de relax.
“La resiliencia debe estar presente en la cultura de la organización y, por supuesto, en el diseño del espacio de trabajo. La oficina debe estar pensada para adaptarse a diferentes escenarios -en muchos casos inciertos-, preparadas para el cambio”, señala Alejandro Pociña, presidente de Steelcase Iberia.
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