La basura tecnológica se ha convertido en un grave problema para Europa que, ahora, quiere plantarle cara mediante la llamada ley del “derecho a reparar”. Con esta legislación continental se pretende hacer frente a los más de 53,6 millones de toneladas de residuos electrónicos que se generan al año, según los últimos informes de Naciones Unidas, y reducir la huella ambiental de este tipo de productos.
En vigor desde el pasado marzo, esta nueva legislación se engloba dentro de la futura estrategia europea en materia medioambiental cuyo objetivo es claro: fomentar la sostenibilidad y promover la economía circular.
Esta ley ataca al actual y caduco modelo de “usar y tirar” y lucha contra la llamada obsolescencia planificada y las prácticas que reducen a propósito el tiempo de funcionamiento de un producto. Por contra, esta normativa promueve las reparaciones y reacondicionamiento de aparatos para alargar la vida útil de los productos.
El texto aprobado por el Parlamento Europeo quiere que las reparaciones sean “más atractivas, sistemáticas y rentables”, así como que proporcionen garantías para los clientes. De este modo, se intenta acabar con la imagen negativa de la reparación y concienciar a los consumidores sobre las múltiples ventajas de apostar por este tipo de productos.
Además, esta ley se ha convertido en una oportunidad para la industria dedicada a la reparación y reacondicionamiento de equipos. “En los próximos años prevemos un aumento exponencial de esta industria, ya que los dos sectores entre los que transita el reacondicionamiento de equipos, el tecnológico y el de la sostenibilidad, están al alza”, afirman Jaume López y David Llusar, cofundadores de la empresa de reacondicionado Mercado IT.
En este sentido, el director de Asuntos Legales y Económicos de la organización europea de consumidores (BEUC), Agustín Reyna, apuntaba que “se crearán muchos empleos locales en el sector de la reparación”.
Las multinacionales ya están empezando apostar por este tipo de reacondicionados dada su calidad y funcionalidad, así como su menor coste y contribución medioambiental. “Las empresas cada vez son más conscientes de los múltiples beneficios de estos productos y de su contribución al medioambiente al adquirirlos”, explican López y Llusar.
Todo apunta a que el camino hacia la economía circulary el cambio en nuestros patrones de consumo han encontrado en el “derecho a reparar” un gran aliado.
Los comentarios están cerrados.