Según estudios publicados, la mitad de los empleados afirman sentirse bloqueados por la incertidumbre del momento. Tras ya un año de crisis sanitaria la salud mental-emocional de los trabajadores puede resentirse y que empiecen a aflorar emociones como la tristeza, la apatía o el hartazgo. Por otro lado, la imposición en muchas compañías del teletrabajo, ha contribuido a una sensación de soledad y aislamiento nada favorable.
Pese a que esos sentimientos son completamente normales, tal y como se destaca desde la Escuela de Competencias para la Vida y la Salud, el problema viene cuando todo ese cúmulo de emociones asociadas a la situación actual se enquistan en los empleados y tienen una consecuencia directa en el trabajo.
¿Cómo detectarlo? ¿Cuáles son las claves para resolver la situación?
“El teletrabajo ha traído sin duda alguna muchísimos beneficios. Ha supuesto que muchas empresas puedan continuar con su actividad y que los empleados puedan conciliar. Pero, el trabajo en remoto unido a la situación de fatiga pandémica ha supuesto que muchos trabajadores empiecen a no sentirse motivados, que acusen el sedentarismo y todo ello se manifieste en una merma de la productividad” analiza Ángela Jordana, directora y fundadora de la Escuela de Competencias para la Vida y la Salud.
Uno de los principales signos de alarma que se pueden detectar y que sean reflejo de la falta de cohesión de los equipos y de su bloqueo es que notaremos cómo aumenta la desconfianza que se manifiesta de muy diversas formas: más reuniones, controles, indicadores… Por otro lado, podemos notar también que, a nivel personal aumenta el nivel de exigencia propio como consecuencia de la necesidad de ser visto, apreciado y reconocido. Se manifiesta como un exceso de hiperactivación o hiperactividad, aunque sin objetivos ni enfoques claros.
¿Cómo podemos conseguir desbloquear esos equipos? La clave está en dejar de sufrir por todas aquellas cosas que nos roban foco, energía y, encima, no son tan importantes. Algunas claves para conseguirlo, a nivel individual y para aplicar con los equipos son:
- Cada mañana, cada noche, reserva espacios de intimidad, de estar solo/a para ti. Momentos para renovar tu mirada y confianza en ti mismo/a y en los que te rodean y acompañan en el trabajo, tus equipos, tu familia… Apóyate en alguna lectura o música suave.
- Ocúpate en meditar activamente. Al menos 3 veces al día. Puedes hacerlo mientras paseas, cocinas, te duchas, bailas… Se trata de tomar conciencia que estás vivo/a, aquí y ahora. Durante 5-10’, respírate y obsérvate tratando de imaginar todas las interrelaciones que se están dando en tu organismo con el aire que va recorriendo célula a célula, y que te permite estar aquí, plenamente conectado/a a ti.
- Organiza tu tiempo equilibrando tus prioridades. Pon orden en tu día y bloquéate tiempo ¡sagrado! para ti, para que aquello que más te importa ahora, esté en tu agenda. Eres lo más importante de tu vida y, necesariamente, si quieres estar bien con los que te rodean, sin disimulos ni tapujos, tú tienes la clave de tu serenidad y bienestar.
- No temas por ser o no aceptada/o, querido/a, apreciada/o. Sigue tu propósito de vida, siente la alegría de saber que estás aquí y vives y trabajas para y por algo que va más allá de la opinión ajena, incluso de tus intereses particulares. Disfruta y siente la potencia de saber que has nacido para servir.
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