Las empresas se están transformando. Existe una revolución organizacional en la que lo primordial es el empleado y su bienestar.
Actualmente, uno de los reclamos para captar el talento más perseguido por las organizaciones es el de conseguir el sello de Best Place to Work. Los beneficios de tener a las personas felices en sus puestos de trabajo son de sobra conocidos: productividad, compromiso, iniciativa, baja tasa de absentismo…
Para conseguir todas las ventajas es importante conocer a la plantilla y, que la plantilla conozca lo que sus superiores opinan de ellos. No se trata de amonestar ni recriminar a quién lo está haciendo mal. Se trata de conocimiento y reconocimiento mutuo, que permitirá, por una parte, a los trabajadores saber qué se espera de ellos y por otra, a los líderes guiar a su equipo hacia el éxito profesional. La clave de todo reside en la cultura del Feedback.
Sabiendo esto, ¿actúan las organizaciones en consecuencia? Según el informe Powering a People-First Culture, parece que aún queda camino por recorrer.
En este informe se encuestaron a 1.000 empleados estadounidenses de los cuales, el 70% se siente limitado a dar feedback y el 72% no está satisfecho con el feedback que recibe por parte de su organización, especialmente en lo que se refiere a desarrollo profesional y rendimiento laboral. Tan solo el 29% de los empleados encuestados está realmente satisfecho con el proceso de Feedback de su organización.
El informe recoge 5 motivos principales por los cuales una persona se siente limitada a dar retroalimentación a los demás.
No tiene permiso.
No tiene tiempo.
Se siente incómodo.
No cree que sea necesario o prioritario.
Falta de herramientas adecuadas.
Otro informe, esta vez el de la consultora estadounidense Eagle Hill Consulting, afirma que para los empleados recibir Feedback es muy importante para su desarrollo profesional y los hace sentir valorados. Sin embargo, el 40% de los encuestados están en organizaciones cuyo proceso de gestión de la retroalimentación es deficiente.
No obstante, dar y recibir Feedback es un proceso de aprendizaje continuo y es conveniente insistir hasta convertirlo en un valor de la organización.
¿Cómo lograr un proceso de Feedback satisfactorio? Todos los reportes coinciden en lo mismo: tiene que ser continuo.
No valen reuniones mensuales o, mucho peor, anuales. Los empleados quieren saber de sus progresos como mínimo, una vez a la semana. También quieren saber que son valorados y tenidos en cuenta. De igual importancia es mencionar los cambios positivos producto de anteriores feedbacks y que estos sean 360º: superiores, compañeros, subordinados, clientes…
Debido a que la cultura del Feedback se vuelve cada vez más importante, actualmente existen herramientas digitales sencillas de usar que eliminan los inconvenientes que impiden a las personas dar Feedback y hacen más fácil la labor de gestionar esta retroalimentación tan importante para el crecimiento de una organización.
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