Pero la estadística de este mes trae también una novedad a la que conviene prestar atención. Se trata de los nuevos ERTE de limitación y ERTE de impedimento, que se pusieron en marcha en octubre y que por primera vez tienen datos que dan la medida de su alcance. Así, al finalizar noviembre hay en España casi 750.000 personas afectadas por un ERTE, de las cuales casi 80.000 lo están por ERTE de impedimento y 117.000 en ERTE de limitación.
En cualquier caso, y con la mirada ya puesta en el año 2021, los ERTE serán una de las claves que habrá que observar de cerca. Tras el fuerte impacto que la pandemia tuvo sobre el empleo durante el confinamiento desde marzo hasta mayo, la tendencia posterior ha sido de progresiva, aunque desigual, recuperación. En todo este tiempo, el gobierno ha apostado por la protección de los ERTE para evitar la destrucción permanente de empleo.
A medida que se avanza hacia la administración de la vacuna, más cerca estamos de poder evaluar si fue una decisión acertada. El tiempo dirá, a medida que avance el próximo año, si tras los ERTE viene la reincorporación permanente o si las empresas optan por despedir una vez que hayan pasado los seis meses de mantenimiento del empleo a los que están obligadas después del ERTE.
Los cambios, de mes en mes, de la cifra de trabajadores afectados por ERTE es el reflejo de los vaivenes de la evolución de la pandemia. Así, los de noviembre, responden a las restricciones que muchas autonomías impusieron durante el pasado mes para tratar de frenar la segunda ola. Pero, para que las positivas previsiones oficiales para 2021 —después del desplome de 2020, la OCDE auguraba ayer un crecimiento económico de España del 5 %— se hagan realidad, hace falta que los ERTE sepan acabar en reincorporaciones permanentes.
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