Mantener el foco en una determinada tarea es más difícil cuando hay otras personas invadiendo tu espacio visual. Es una de las principales conclusiones del estudio de Caroline Kelly, investigadora de WorkSpace Futures de Steelcase que, junto con el Center for Healthy Minds (CHM) de la Universidad de Wisconsin-Madison, líder mundial en investigación científica del cerebro y las emociones, llevó a cabo un estudio para determinar el impacto de la privacidad visual y la configuración de los espacios en la concentración.
Ya sabíamos que las oficinas abiertas y ruidosas pueden resultar estresantes porque nos distraen demasiado y ofrecen muy poca privacidad. Los datos ahora nos revelan que proporcionar más áreas de privacidad visual, y no solo acústica, puede mitigar algunas de las distracciones que hacen que las personas se sientan frustradas en el trabajo, mejorando así la productividad de toda la plantilla.
La explicación se halla en la neurociencia. Los estudios muestran que la corteza prefrontal del cerebro humano, que es donde tiene lugar la mayor parte de los procesos de los trabajos intelectuales, necesita mucha energía y se distrae muy fácilmente. Las personas pueden conceder su atención, completa y controlada a las cosas únicamente de una en una. Sin la posibilidad de contar con privacidad en el espacio abierto, los trabajadores se ven atrapados en un cúmulo de distracciones, añadiendo una carga cognitiva adicional al trabajo que realizan.
Además, los seres humanos somos una especie que vive en comunidad y nuestra naturaleza humana nos impone el deseo de ser aceptados y valorados por nuestro entorno, lo cual amplifica las distracciones. Para lograr la aceptación social de nuestros compañeros, continuamente controlamos nuestro comportamiento frente a otros para asegurarnos de que estén en línea con las normas y valores culturales. Controlar el propio comportamiento durante todo el día nos distrae y nos quita energía.
El estudio contó con alrededor de 70 participantes, quienes completaron la Tarea de Respuesta de Atención Sostenida (SART), una prueba ampliamente utilizada para medir la capacidad de las personas de mantener su concentración en medio de las distracciones. Completando una tarea «Go/No-Go» que requiere que los participantes pulsen o no un botón en función de una determinada señal, los investigadores pudieron evaluar la capacidad de concentración de los participantes en función de su tiempo de respuesta, tasa de error y el intervalo de tiempo transcurrido entre los errores.
La prueba se realizó en un bench abierto y sin separaciones y en un Brody WorkLounge (un entorno laboral individual con una pantalla envolvente que proporciona protección). Los participantes sentados en Brody mostraron un tiempo de respuesta bastante más lento que el de los que estaban sentados en el bench, lo cual es algo bueno. Un tiempo de respuesta más lento indica concentración, enfoque y compromiso. Además, los participantes contestaron un 49% de las respuestas de forma incorrecta estando sentados en el bench y cuando lo hicieron desde el Brody, el porcentaje bajó a 41%, y también mostraron menos diferencias entre sus tiempos de respuesta, lo cual indica un estado de concentración constante.
¿Quiere esto decir que deberían retirarse los clásicos bench de la oficina? No tan rápido. Los espacios abiertos proporcionan un conjunto de beneficios: la perspectiva panorámica, los techos altos y un amplio campo de visión nos aportan diferentes perspectivas físicas que pueden incitar a nuestro cerebro a establecer nuevas conexiones y ver cosas de nuevas formas. El estudio también descubrió que los participantes eran mucho más creativos mientras estaban sentados en un bench.
La investigación sugiere que disminuir la concentración puede mejorar nuestra capacidad de ser más divergentes y creativos en la resolución de problemas», explica Kelly. «Sentarse en un bench con los compañeros de equipo puede ser un buen lugar para resolver juntos un problema. En otras ocasiones, cuando necesitamos concentrarnos, los mejores son aquellos espacios que ofrecen protección y privacidad visual».
En definitiva, los trabajadores deben ejercer un mayor control sobre su lugar de trabajo, de tal modo que el espacio se vaya adaptando a sus necesidades y se convierta en su entorno óptimo cada día en función de las tareas que se tengan que realizar.
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