Datos dramáticos para el sector turístico, uno de los grandes impulsores de la economía española. Según la Alianza por la Excelencia Turística (Exceltur), el turismo perderá 83.000 millones de euros en 2020 y un millón de trabajadores se verán afectados por la crisis del coronavirus, lo que supondría los peores datos de la historia en nuestro país.
Aunque las previsiones han mejorado, pues inicialmente se preveían pérdidas superiores a los 92.000 millones de euros, el daño de la pandemia, el cierre de fronteras y las restricciones de salud y seguridad que existen y las que seguirán en el futuro dejarán un panorama desolador en el turismo español.
Las pérdidas en el sector, que supone un 13% del PIB de España, supondrían un 57% de la caída del 11,6% del PIB que augura el Banco de España para el presente ejercicio así como un afectación al empleo de mucha gravedad: se calcula que a final de año habrá un millón de trabajadores afectados por la crisis, contanto tanto los incluídos en Expedientes de Regulación de Empleo Temporal como aquellos que perderán su trabajo de forma definitiva.
El turismo pierde 5.000 millones de euros cada semana
Hablando del preente, cada semana el sector del turismo pierde 5.000 millones de euros lo que significa que, desde que se inició el confinamiento en el mes de marzo y hasta el 1 de julio, fecha fijada por el Gobierno para la apertura definitiva de fronteras (aunque con restricciones) se habrán perdido 43.460 millones de euros y 1,4 millones de personas estarán afectadas por la situación laboral, según Exceltur. Para ser más concretos, matizan que 1,1 millones estarían en ERTEs y 300.000 se quedarían sin empleo.
El vicepresidente de Exceltur, José Luis Zoreda, lo tiene claro. «A estas alturas ya hace falta un plan de rescate importante. El problema es cuántas empresas se van a quedar por el camino y cuántos empleos se van a perder mientras tanto«, sentencia.
Además de las pérdidas económicas y laborales del turismo en España, habrá que ver cuál es su afectación en los otros sectores ya que muchos de ellos –el ejemplo más claro es la hostelería o las actividades de ocio– dependen en gran medida del sector turístico. Previsiones nada halagüeñas.
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