Los avances tecnológicos auguran un cambio disruptivo en la contratación de los empleados y en la forma de trabajar de las empresas, pero aún prima el factor humano en departamentos tan sensibles como los que se dedican a la gestión del personal.
Las tendencias en recursos humanos para 2020 no están referidas a algoritmos sustituyendo a los trabajadores o haciéndoles la entrevista decisiva. El futuro inmediato pivota en torno a dos grandes ejes: la transformación digital y la leve línea que separa los mundos laboral y personal, profesional y de ocio. Las empresas y, en concreto, los departamentos de recursos humanos, buscarán la manera más eficiente de trabajar, la forma más humana de gestionar a sus empleados y la mayor ventaja competitiva para la compañía.
Digitalización de los procesos mecánicos
La transformación digital ha llegado a muchos departamentos, y ahora es el turno de los recursos humanos. Las empresas, grandes y pequeñas, van a desterrar los procesos manuales que tanto tiempo restan a los empleados en su día a día. El registro de gastos y facturas, por ejemplo, será cada vez más automático, a través de fotografías y aplicaciones móviles que desterrarán el montón de papeles y el picado de datos. Este tipo de procesos permitirán ganar tiempo, evitar pérdidas y dedicar más energía y recursos a tareas de más valor.
Democratización de la tecnología
Los avances tecnológicos y la facilidad para acceder a ellos van a permitir a las pymes tener acceso a muchas herramientas que antes se consideraban propias únicamente de las grandes empresas. También la gestión del personal y las opciones de flexibilidad y motivación de los empleados se universalizan: independientemente del sector y el tamaño de las compañías, se comienzan a automatizar procesos, flexibilizar horarios, ofrecer otras formas retributivas… todas las empresas van a poder beneficiarse de las innovaciones en el campo de los recursos humanos y tener la posibilidad de acceder a herramientas económicas y sencillas de utilizar.
Darle la vuelta al ‘blurring’
Si bien el efecto difuso entre la vida personal y la laboral es un claro problema de nuestros días, hay ciertos hábitos asociados al ocio que se pueden instaurar en la rutina laboral y que mejoran la productividad y la motivación de los empleados. Por ejemplo, el disfrute de pedir comida en la pausa del medio día es cada vez más habitual en las oficinas, una práctica que era común mayoritariamente en los momentos de ocio. Las empresas van a introducir pequeños incentivos para adoptar estos hábitos, motivar a los empleados y ayudarles a optimizar sus tiempos.
Universalización del salario flexible
Al igual que la innovación tecnológica está llegando a todas las compañías, independientemente de su tamaño y sector, las opciones de flexibilización de salario se han extendido por prácticamente todo el tejido empresarial. Serán cada vez más las empresas las que oferten a sus trabajadores la posibilidad de decidir sus formas de retribución (elegir una única cuantía bruta u opciones de Ticket Restaurant, transporte, bonos guardería…), con procesos mucho más automáticos y sencillos, pues es ya una clara preferencia para los empleados y, por tanto, una ventaja competitiva para las empresas a la hora de encontrar y retener talento.
Programas de bienestar en la empresa
Rara es ya la compañía que no entiende el valor y potencial de su equipo humano. Si se han comprendido las confluencias entre el mundo laboral y el personal de los empleados, se infiere que la empresa se ve reforzada cuando los trabajadores están cómodos y motivados. Gradualmente, los directivos están asumiendo parte de la responsabilidad del bienestar de su equipo, y se apostará por programas y acciones para mejorar sus hábitos, las relaciones interpersonales y el ambiente en la oficina, a fin de conseguir un equipo incentivado y productivo.
Los departamentos de recursos humanos tienen que seguir el ritmo a la digitalización y a los nuevos estilos de vida de las personas, y muchas empresas comenzarán a hacerlo ahora, cuando ya tantos departamentos están implementando cambios, para terminar de crear una organización integral. Las entidades serán realmente competitivas cuando consigan optimizar la gestión del personal y ofrecer a su capital humano una mejora en sus condiciones para poder desempeñar su trabajo.
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