Para entender lo que significa la Metodología ‘Agile’ tenemos que remontarnos a principios del Siglo XXI. El desarrollo de software como metodología de trabajo propició un cambio: las personas y sus interacciones se establecían como más importantes que las herramientas y los procesos.
De ese concepto, de ese cambio, nacieron las metologías ágiles que se aplican ahora al sector de los Recursos Humanos, donde ya llevamos tiempo hablando de la importancia que, pese a la digitalización y a la automatización de procesos, siguen teniendo las personas. Ello implica el cuidado de los trabajadores, de su bienestar, de su salud y de su formación, aplicando lo que se decía a principios de los 2000 al sector de la gestión de personas.
Por tanto, para aplicar una Metodología Agile en una empresa se debe dar protagonismo a las personas, a sus relaciones, interacciones y a su cooperación frente a los procesos organizativos. Además, la formación debe ser una de las bases de la gestión ya que es vital para el desarrollo y el avance. Incluso el aprendizaje a través del error cobra gran relevancia. Además, la flexibilidad y el reconocimiento a los trabajadores deben ser dos principio fundamentales del método ágil. Por último, por supuesto, hay que ser ‘ágil’ y rápido a la hora de adaptarse a los cambios y de realizar las gestiones de cara al cliente. Nunca quedarse estático y no evolucionar. Sería la ruina en la actualidad.
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