Bien sea una agenda personal, de trabajo o profesional, están diseñadas para organizar y guiar a una persona a la hora de alcanzar metas, pero para ello debe ser utilizada de forma correcta. A continuación se ofrecen una serie de consejos que permitirán el aprovechamiento del tiempo diario:
Es un grave error vivir siempre ‘a lo loco’. Lo que lleva a la persona a empezar tareas para no finalizarlas, marcar planes u objetivos para finalmente no cumplir u olvidar recados o citas ante tanta cantidad de tareas diarias. En estos caso, un organizador profesional o personal sirve para enumerar y priorizar propósitos.
Para las personas que cuentan con estrés laboral (sobre todo personas autónomas) al contar con un elevado grado de responsabilidad y un cúmulo sinfín de tareas, un planificador semanal permite una organización racional y eficaz del tiempo del que se cuenta.
Las agendas también permiten la recopilación de datos e informaciones con las que no se necesita saturar el cerebro, tales como direcciones, teléfonos, horarios de reuniones o entrevistas, eventos, etc. Contar con un espacio para ello en el organizador personal o agenda de trabajo será de gran efectividad.
Los planificadores y agendas permiten, además, medir resultados. Se trata de una herramienta que permite controlar y analizar lo que se ha ido haciendo a lo largo del tiempo y analizar si el tiempo ha sido correctamente invertido. Permitiendo una corrección futura y con ello una mejora de la productividad. Este análisis de la evolución permite sacar conclusiones y mejoras futuras.
Los expertos en planificación y motivación insisten en la importancia de mantener un equilibrio a la hora de organizar las tareas diarias o semanales de una persona. No se debe descuidar la vida personal, familiar y social que ofrecen momentos de relax y desconexión (necesarios para potenciar la motivación e incrementar la efectividad y productividad laboral diaria).
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