El Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP) para el 2019 mejora los datos con respecto a los de hace un año. Si en 2018 este indicador se situaba en un -2,58%, el último informe presentado por el Observatorio de Pensiones de Willis Towers Watson y el Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social de la Universidad de Valencia y Extremadura, lo fija en un -2,38%. Tras la ejecución presupuestaria del tercer trimestre del 2018, los análisis permiten valorar como positivo este avance en el IRP para 2019.
La mejora en el IRP adelantado para el 2019 indica un mejor escenario en el sistema de pensiones español como consecuencia de un aumento de gastos previsto para el 2018 (4,7%) inferior al aumento de ingresos previsto (5,8%). Este saldo positivo ha sido posible por la novedosa transferencia corriente de casi 1.334 millones de euros del Estado, bajo el supuesto de que se consolidará en el futuro. En cualquier caso, el valor de -2,38% no deja de ser preocupante en lo que a sostenibilidad financiera del sistema de pensiones se refiere, sobre todo cuando la Administración contempla volver a situar al IPC como índice de revalorización, sin una clara estrategia de aumento de ingresos.
En el informe se ha estudiado el valor del IRP adelantado para 2019 a partir de la ejecución presupuestaria de la Seguridad Social tras el tercer trimestre de 2018. A pesar de que el Congreso, vía Presupuestos Generales del Estado, ha aprobado su no aplicación en 2018 y 2019, “es importante conocer su valor teórico para poder estar informados de la evolución de la salud financiera del sistema de pensiones español”, ha señalado Gregorio Gil de Rozas, head of Retirement de Willis Towers Watson. Como el experto ha comentado, este indicador es mucho más realista y cercano a la sostenibilidad financiera del sistema, sobre todo si se compara con la evolución de cotizaciones o el número de afiliados, los que tradicionalmente suelen emplearse para explicar el estado de las pensiones.
Al no estar todavía derogado el IRP para 2018 y 2019, los investigadores plantean posibles reformas en su aplicación o sistemas alternativos de revalorización que tengan en cuenta el IPC. Desde el Observatorio se propone seguir calculando el IRP como indicador de referencia y luego establecer límites mínimos y máximos en su aplicación que estén vinculados al IPC, por ejemplo, un intervalo IPC más/menos un diferencial.
En caso de abandonar totalmente el IRP, la revalorización con el IPC debería modularse teniendo en cuenta variables últimas del sistema de pensiones, como ingresos y gastos contributivos, mejor que variables intermedias como número de cotizantes, número de pensionistas, o variables macroeconómicas como el crecimiento del PIB. En este sentido, los expertos esperan que las próximas recomendaciones del Pacto de Toledo ofrezcan soluciones consensuadas a esta situación, pero teniendo como prioridad fundamental la sostenibilidad del sistema. Como se explica en el estudio, “la aplicación del IRP sin topes permitiría ajustar los gastos a los ingresos del sistema paulatinamente, a cambio de no garantizar el mantenimiento del poder adquisitivo, si bien se espera una rápida mejora de este en los siguientes años”, ha añadido Gil de Rozas.
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