Malas noticias para la industria española. Y es que durante los dos últimos trimestres de 2018 se produjó una caída de la actividad, lo que supone la entrada en recesión. La industria manufacturera finalizó el pasado ejercicio con un descenso de su actividad del 0,3% en el último trimestre, después de haber caído, también, un 0,4% en el tercero. La industria está atravesando problemas, tal y como reflejan los últimos datos publicados por el INE, mientras el resto de sectores siguen creciendo, aunque a menor ritmo que en años anteriores.
Una de las razones de esa desaceleración es el descenso de la exportación. El crecimiento en 2018 fue el menor en los últimos cuatro años y ello ha afectado al sector industrial. El aumento de los aranceles afecta gravemente a nuestra industria y a ello se une la incertidumbre económica que se vive en España y Europa desde el pasado verano, tras unos años de recuperación luego de la grave crisis iniciada a finales de la pasada década.
Debido a ello, las empresas prefieren guardarse la ropa, no gastar más de lo debido sin saber lo que depará el futuro, en términos económicos. De ahí la reducción de la inversión en maquinaria y equipamiento, así como en las contrataciones. Lo que sí aumentan son los despidos. Y es que la industria manufacturera fue el único sector que destruyó empleó durante el pasado ejercicio, siendo la primera que ocurre desde 2012. Ejemplos como el cierre de Alcoa o la venta de Vestas en León son reflejo de la negativa dinámica de la industria española.
Así pues, mientras las noticias sobre el desempleo eran positivas al finalizar 2018, el lado malo de la economía española llega en el sector industrial.
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