El Servicio Público de Empleo Estatal ha hecho públicos los datos de empleo del pasado ejercicio, que reflejan un incremento del 7,6% en el volumen de contrataciones: si en 2016 se firmaron 19,9 millones de contratos en España, el pasado año la cifra ascendió a 21,5 millones.
Las personas con discapacidad no sólo no han sido una excepción, sino que han experimentado un incremento aún mayor en su contratación, del 11,4%. Así, frente a los 98.802 contratos de 2016, se han contabilizado 110.068 contratos, una cifra que representa un máximo histórico y que, por primera vez, supera la cota psicológica de los 100.000.
Pero ¿qué elementos subyacen detrás de este crecimiento? Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, “el principal factor es una recuperación económica que, hasta la fecha, ha sido inclusiva. Sin embargo, también es necesario destacar el paulatino cambio de mentalidad de las empresas, que comienzan a valorar el talento de la persona por encima de su discapacidad, unido al avance de nuevas fórmulas como el teletrabajo, gracias a las Nuevas Tecnologías. Asimismo, las propias personas con discapacidad, especialmente las nuevas generaciones, están protagonizando un cambio de paradigma, planteándose un futuro profesional como el de cualquier otro ciudadano y rompiendo la anacrónica creencia que les identifica con inactividad y/o dependencia. Por último, la nueva legislación de 2013, que unificó la normativa existente en materia de discapacidad, está comenzando a dar sus frutos y demostrando su eficiencia, que se refleja en el incremento de las contrataciones”.
Empleo en el mercado ordinario
El 29% del total de contratos fueron en el mercado ordinario, es decir, un total de 32.391, cifra que marca un crecimiento del 7,4% con respecto al año anterior: “las personas con discapacidad van teniendo más participación en entornos de trabajo normalizados, aunque es necesario seguir potenciando esta modalidad profesional, que constituye el fin último de todo proceso de integración, al equipararse la persona con discapacidad al resto de los trabajadores y producirse su inclusión de forma plena”- recalca Mesonero.
Además, el directivo no olvida la importancia de seguir apoyando a las personas con discapacidad en su acceso al empleo: “son todavía muchas las que podrían trabajar y no lo hacen debido a prejuicios y estereotipos (recordemos que su tasa de actividad es del 36%, frente al 59% general). Además, es crucial garantizar que su contratación no obedece exclusivamente a la recuperación económica, sino que es extensible a cualquier coyuntura. Para ello, se antoja necesario potenciar una sensibilización que afiance el cambio de mentalidad que ya está en marcha, y que, será el único garante de que el empleo de las personas con discapacidad sea sostenible en el tiempo”.
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