El Banco de España cree que España, junto a Grecia, presentará un proceso de envejecimiento más acusado que en el resto de países europeos en los próximos años y estima que estaría empezando a experimentar «cierta presión a la baja» en la población activa y ocupada, una tendencia que continuará en los próximos 10 o 15 años.
Así lo señala el organismo supervisor en un artículo analítico titulado ‘Evolución y perspectivas de la tasa de participación en el área del euro: una visión de largo plazo’, en el que analiza la evolución en Europa y Estados Unidos de la tasa de participación, que mide la proporción de la población en edad de trabajar que participa activamente en el mercado laboral, ya sea trabajando o bien buscando activamente un empleo.
El análisis destaca la «extraordinaria convergencia» que ha tenido lugar entre ambas áreas por el impulso en el mercado laboral europeo y la secular tendencia decreciente al otro lado del Atlántico, y explica que el incremento de la participación en el área del euro ha estado liderado por el colectivo femenino y, en particular, por la mayor probabilidad de las nuevas generaciones a incorporarse al mercado de trabajo, en un contexto de importantes cambios socioeducativos.
En este sentido, subraya que los cambios en la estructura educativa de la población en edad de trabajar han tenido un impacto «positivo y significativo» sobre la participación agregada en algunos países, como Bélgica, Grecia, España y, sobre todo, Italia.
Con independencia de lo sucedido con la probabilidad de participación en el mercado laboral, el creciente peso de la población con mayor nivel educativo -proceso que ha sido más intenso en el caso de las mujeres- ha tenido un efecto positivo sobre las tasas de participación.
Al contrario, los cambios en la distribución por edad de la población en edad de trabajar han tenido un impacto negativo en la mayoría de los países europeos, con la excepción, hasta el momento, de Estados miembros del sur de Europa, como Italia, España y Grecia. Este proceso ha sido en promedio algo superior en Bélgica y Países Bajos, mientras que apenas ha tenido efecto en Alemania.
Según el análisis, los países del sur estarían comenzando a experimentar una cierta presión a la baja en la tasa de participación, como resultado de un mayor peso de los segmentos de población en edad de trabajar más avanzada. Esta tendencia continuaría en los próximos 10-15 años, particularmente en Grecia y en España.
Por otro lado, este efecto sería más limitado en los países centroeuropeos, que ya habían comenzado a experimentar los efectos del envejecimiento en los años anteriores, aunque podría resultar algo más persistente en el caso de Alemania.
En todo caso, el Banco de España cree que el envejecimiento continuará presionando «a la baja» la tasa de participación del área del euro en un futuro inmediato, al tiempo que el impacto positivo de la mejora en los niveles educativos de las nuevas generaciones se está agotando y, en el mejor de los casos, serviría para compensar el efecto anterior.
De esta forma, incide en la necesidad de políticas específicas de aumento de la participación laboral, dirigidas a aquellos grupos de población donde persiste margen para ello: los trabajadores de edad más avanzada, de manera general, y las mujeres, en aquellos países donde la brecha de género es todavía elevada.
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