La transformación digital, fruto de la omnipresencia de Internet en nuestra sociedad y de la movilidad como gran compañera de viaje de empresas y usuarios, se ha convertido en sujeto de titulares, estudios, foros y, cómo no, ofertas de servicio de empresas de todo tipo.
Sin embargo y pese a lo mucho que se habla sobre ello, son muchos los interrogantes que aún despierta el proceso de transformación digital y, con estas incógnitas, también son demasiadas las leyendas que circulan alrededor de este concepto.
Por ello, Entelgy Digital, la nueva unidad del Grupo Entelgy, ha recopilado algunos de los principales mitos que existen hoy en día respecto a la transformación digital.
1. Todo el mundo está haciéndolo y además ya. No, no todo el mundo está embarcado en un proceso de transformación digital, por necesario y casi obligatorio que realmente éste sea. Existen sectores de actividad más tradicionales, pequeñas y medianas empresas e, incluso, compañías de mayor tamaño que no han iniciado su transformación digital. Concretamente, un reciente estudio de Íncipy e Inesdi revela que el 38% de las empresas en España se encuentra aún en una fase muy inicial, con un nivel bajo de madurez digital, y menos de la mitad cuenta con una Hoja de Ruta Digital formalizada.
2. La tecnología, lo más importante. De nuevo, un falso mito a desterrar. Es cierto que la tecnología es el principal facilitador de la transformación digital pero de ningún modo el único. “No hagas digital sin ser digital” debería ser la máxima de cualquier compañía ya que sin un auténtico cambio cultural, que implique a todos y cada uno de los empleados, la transformación digital no tendrá los positivos efectos que debería.
Analizar qué tecnología es la más adecuada para cada necesidad, implicar en su utilización a toda la compañía o crear una cultura digital son pasos esenciales en cualquier proceso de transformación. En definitiva, una transformación liderada por personas y para personas.
3. Transformar es siempre sinónimo de reemplazar. No, la transformación digital no implica acabar con todo lo que tenemos y reemplazarlo por soluciones nuevas; muchas veces, transformar radica en optimizar lo que ya existe. ¿Tendría algún sentido, por ejemplo, sustituir absolutamente todo el parque informático por equipos portátiles, de una vez y sin analizar realmente qué perfiles de la compañía necesitan trabajar de forma móvil? Seguramente no. Por lo tanto, reemplazar sí sistemas obsoletos o que ya no den respuesta al día a día de la empresa pero reemplazar sin más criterio, no, no es transformación digital.
4. No solo es una cuestión de millenials. Otro de los mitos más extendidos es creer que la transformación digital es cosa de jóvenes y, por tanto, tienen que ser ellos los que la lideren y protagonicen. En concreto, se mira a aquellos jóvenes llamados millenials, nacidos ya en la era de Internet y habituados a las nuevas tecnologías, como los precursores de la transformación digital olvidando que existen profesionales más experimentados de los que su visión estratégica, su capacidad en la visión desde negocio o simplemente su conocimiento del mercado tienen más valor en el proceso de transformación digital que saber utilizar la última aplicación social de moda.
5. Demasiado caro para mí. Big Data, Internet de las Cosas, Cloud Computing… Los apellidos que tiene, en materia de tecnología, la transformación digital hace que muchos crean que son soluciones tecnológicas que se tienen que implementar sí o sí y, evidentemente, a un precio reservado para las grandes empresas únicamente.
Algo que no tiene por qué ocurrir, ya que, en primer lugar, no todas las empresas necesitan realmente implementar todas y cada una de las nuevas tecnologías que están apareciendo en el sector y, menos aún, hacerlo ya. Como hemos señalado, lo importante es crear una cultura digital interna, un cambio de mentalidad, una nueva manera de hacer las cosas, liderada por personas que adopten el cambio y que estudien y decidan qué tecnologías digitales necesitan cada empresa e implementarla en consonancia al tamaño, necesidades del negocio y requerimientos concretos de cada compañía.
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