El salario real mundial creció un 1,7% en 2015, su menor nivel en cuatro años, según el ‘Informe mundial sobre salarios’ publicado este jueves por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Excluyendo a China, el país donde el crecimiento de los salarios ha sido más rápido que en ninguna otra parte, el aumento del salario real mundial fue del 0,9% en 2015.
La OIT señala en su informe que tras la crisis de 2008, el salario real mundial comenzó a recuperarse en 2010 para desacelerarse a partir de 2012, pasando de crecer un 2,5% al 1,7% en 2015.
La organización atribuye el crecimiento del salario mundial en el periodo posterior a la crisis al fuerte aumento de las retribuciones en los países emergentes y en desarrollo de Asia y el Pacífico, particularmente en China, pero advierte de que esta tendencia «ha perdido fuerza o se ha revertido».
En cambio, la OIT subraya que el crecimiento de los salarios en los países desarrollados está en ascenso, pasando de un 0,2% en 2012 a un 1,7% en 2015, la tasa más elevada del último decenio. En los países de la UE, el crecimiento del salario real se situó en 2015 en el 1,9%, con un aumento más acelerado en el caso de Alemania.
«Todavía no está claro si dicho crecimiento se mantendrá en el futuro o si en los países desarrollados se repetirá el patrón anterior de estancamiento de los salarios», indica la OIT, que advierte de que en un contexto en el que en muchos países ha aumentado el riesgo de deflación, «el propio declive de los salarios podría convertirse en un importante factor de riesgo y llegar a provocar una espiral salarial deflacionaria».
La organización subraya que en los últimos decenios muchos países del mundo han visto crecer su desigualdad salarial y han optado por elevar el salario mínimo. En opinión de la OIT, fijar el salario mínimo en un nivel adecuado «puede aumentar los ingresos de los trabajadores mal remunerados, muchos de ellos mujeres, sin que ello tenga efectos negativos significativos sobre los puestos de trabajo».
Ahora bien, la organización precisa que la subida del salario mínimo debe tener una base empírica, producirse tras consultar a los agentes sociales.
El informe constata que en Europa el 10% de los trabajadores mejor remunerados cobran un promedio equivalente al 25,5% del total de los sueldos abonados a todos los trabajadores de sus respectivos países, casi tanto como lo que cobran el 50% con menor remuneración (29,1%).
En Europa la mujeres representan en promedio entre el 50% y el 60% de los trabajadores de los tres deciles con salarios más bajos, una proporción que se reduce al 35% en el decil de sueldos más altos y al 20% entre el 1% que cobra la máxima remuneración.
DESIGUALDAD SALARIAL ENTRE EMPRESAS Y DENTRO DE ELLAS
El informe de la OIT se centra en analizar la desigualdad salarial en el lugar de trabajo pues considera que las diferencias de salarios entre empresas han sido un factor determinante para explicar el incremento de la desigualdad salarial en los últimos años.
Según la organización, la brecha salarial entre empresas tiende a ser mayor en los países en desarrollo que en los desarrollados. Pero además de existir disparidad salarial entre las empresas también existen importantes diferencias retributivas dentro de las propias empresas.
Así, el informe pone de manifiesto que en Europa existe una «apreciable disparidad salarial» en las empresas cuyos salarios medios son relativamente elevados. En concreto, la OIT subraya que en Europa el 80% de la plantilla de una empresa percibe una paga inferior al salario medio de esa misma empresa.
«El pago de salarios sumamente elevados por parte de unas pocas empresas a unas pocas personas provoca una pirámide de salarios distribuidos de forma sumamente desigual y pone de manifiesto el alcance y el grado de desigualdad no sólo entre empresas, sino en su interior», apunta.
Sobre la brecha salarial por sexos, la OIT afirma que ésta se redujo en Europa entre 2002 y 2010, pero sigue siendo positiva y en la mayoría de los países es más elevada en el extremo superior (donde más se cobra) que en el inferior (salarios más bajos) y en el tramo intermedio.
INSTA A SUBIR LOS SALARIOS DONDE SE PUEDA
En su informe, la OIT concluye que «allí donde sea económicamente factible» debería apoyarse o incluso fomentarse un mayor crecimiento de los salarios pues el aumento observado en 2015 en diversos países «ha tenido efectos económicos positivos más allá de sus fronteras».
La OIT reconoce que, como esto no es posible en todos los países, se necesitan planteamientos diferenciados, adaptados al perfil de cada uno. En este punto, apuesta por coordinar políticas a escala mundial, pues advierte de que moderar salarios en demasiados países al mismo tiempo o recortarlos con fines competitivos podría causar la caída de la demanda regional o mundial o deflación.
Para combatir la desigualdad salarial y asegurar un crecimiento salarial sostenible, la OIT hace una serie de recomendaciones, entre ellas recurrir al salario mínimo y la negociación colectiva; promover el crecimiento de la productividad en empresas sostenibles; incluir en las políticas salariales y proteger a los grupos vulnerables, y hacer que las empresas asuman un mayor papel para que los salarios, especialmente de sus directivos, estén dentro de unos límites «socialmente aceptables».
Al mismo tiempo, la OIT ve «imprescindible» adoptar políticas fiscales que resuelvan la desigualdad salarial mediante transferencias, ya sean mediante pagos a hogares de bajos ingresos, directamente en efectivo o en forma de oportunidades de empleo o de alimentos subsidiados.
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