El fundamento teórico para justificar las subidas salariales es el crecimiento de la productividad. Hay un orden establecido en el que se produce primero un crecimiento de la productividad cuando las empresas se hacen más competitivas y eficientes, que viene acompañado con un crecimiento de los salarios. Invertir el orden pone en riesgo el empleo, al tratar de compensar el aumento artificial de los salarios con un aumento posterior de la productividad mediante la reducción del empleo menos productivo. En un escenario en el que los salarios crecieran sin que lo hiciera la productividad, los costes de las empresas aumentarían, lo que reduciría su demanda de empleo y lastraría su competitividad, al trasladar el aumento salarial a precios.
De acuerdo con las estimaciones de BBVA Research, la evidencia para España muestra que, sin el crecimiento inicial de la productividad, por cada aumento del 1% de los salarios reales (una vez descontado el aumento de los precios) el empleo puede reducirse en un punto y medio, a medio y largo plazo.
En esta situación se produciría una disminución de la renta disponible de las familias, del consumo privado, de la inversión de las empresas, del empleo y del PIB. Además, en la medida que la destrucción de empleo se concentre en trabajadores con contratos temporales o en los segmentos más desfavorecidos del mercado de trabajo, como suele ser habitual lamentablemente, en última instancia se produciría un aumento de la desigualdad, al aumentar los salarios de los trabajadores que mantienen sus empleos a costa del desempleo de otros.
Dos claves imprescindibles para el aumento de los salarios
Por lo tanto, una clave está en que los salarios sean los suficientemente flexibles para que crezcan cuando aumenta la productividad y mejora la situación económica de las empresas. Como existen enormes diferencias de productividad entre empresas y sectores, es vital que los salarios sean lo más flexible posible a nivel de empresa. Los crecimientos de productividad en unas empresas vendrían acompañados de mayores salarios y de una mayor demanda de empleo, atrayendo trabajadores de otras empresas y sectores menos productivos.
Además hay que intensificar la competencia entre las empresas, para que los aumentos de la productividad a largo plazo den lugar a aumentos en la misma proporción de los salarios. Cuando las empresas compiten entre sí se incrementa el empleo, aumenta la productividad y mejoran los salarios.
Un mercado de trabajo más flexible y eficiente, y unos mercados de productos más competitivos son la manera de hacer consistentes los aumentos de los salarios con el aumento del empleo y de la productividad que necesita la economía española. Con una tasa de desempleo cercana todavía al 19% es muy importante que los aumentos salariales sean compatibles con el crecimiento del empleo que se necesita para reducir esa tasa a los niveles de las mejores sociedades de nuestro entorno.
1 comentario en «¿Es el momento de subir los salarios?»
Hablemos de la flexibilidad en el ámbito de la seguridad privada, y en relación con el personal habilitado, Vigilantes de Seguridad, y resto profesiones. Flexibilidad, o lo que algunos empresaurios piensan, y amparándose, en una reforma laboral, que prima los convenios de empresa fruto de la negociación colectiva, donde se manipulan las elecciones de los representantes de los trabajadores, para «negociar» un convenio mísero, de sometimiento, que permite barrer a la competencia, y obtener grandiosos beneficios, esclavizando al indefenso vigilante. Eso es flexibilidad.
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