Con la intención de aumentar el número de autónomos el Gobierno aprobó en 2013 la tarifa plana, una medida muy reclamada por el colectivo que, sin embargo, dejó fuera de aplicación a aquellos autónomos que son administradores societarios obligándoles a pagar hasta 2.600€ más en impuestos al año.
De hecho, según Ad&Law, firma especializada en asesoramiento fiscal a empresas, “la tarifa plana no es la única barrera a la que se enfrentan los autónomos administradores ya que un año después de aprobarse esta medida el Gobierno decidió incrementarles un 20% la cuota mensual hasta alcanzar los 319,15€ frente a la cuota del resto de autónomos freelance o profesionales liberales que es de 267,03€”. Así, los autónomos administradores o societarios pagan unos 3.800 euros al año frente a los 1.200€ que abonan los autónomos que sí se benefician de la ayuda estatal.
Una exclusión injusta que ha sido rechazada por la justicia ya que en distintas sentencias se ha aceptado que la ley de apoyo a los emprendedores define la figura del emprendedor independientemente de su condición de persona física o jurídica por lo que se reconoce a los autónomos administradores el derecho a acogerse a la tarifa plana. Sin embargo, la Seguridad Social ha ignorado, de momento, estas resoluciones y continúa denegando la prestación a los autónomos administradores o societarios que la solicitan.
España cuenta con 3.209.379 autónomos, según datos oficiales del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, lo que los convierte en uno de los motores clave de la economía española. Pero “la administración continúa poniendo demasiadas trabas a un colectivo que necesita más flexibilidad durante los primeros años de vida de su negocio”, señalan desde la firma.
El sistema español, pese a sus avances, cuenta con muy poca flexibilidad no solo para los autónomos administradores, sino para todas las modalidades de trabajadores por cuenta propia dado que éstos se ven obligados a pagar una cuota a la Seguridad Social muy alta. Da igual que se haya facturado 5.000€ o 100€ porque los trabajadores deben desembolsar su cuota, hayan ingresado o no. Además, tienen que presentar su declaración trimestral de IVA e IRPF independientemente de si han cobrado o no las facturas.
Para Ad&Law la solución sería “el pago de impuestos progresivos en función de los ingresos de cada autónomo además de ofrecer ciertos beneficios fiscales en los primeros años de la puesta en marcha de sus negocios”. Siguiendo el ejemplo de otros países europeos como Francia donde existen cuotas diferentes según la profesión y las ganancias que presente el trabajador, o el Reino Unido donde los autónomos pagan cuotas fijas que oscilan entre los 13 y 58 euros y no tienen que hacer declaraciones trimestrales de IVA, pues pagan al final del ciclo fiscal dependiendo de las ganancias del profesional.
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