En el marco del Día Mundial de Trabajo Infantil, que ha tenido lugar este pasado domingo 12 de junio, el Papa Francisco lanzó el siguiente mensaje: “es nuestro deber eliminar las causas de la esclavitud moderna que priva a millones de niños de sus derechos fundamentales y les expone a todos los peligros. Hoy, en el mundo muchos niños viven como esclavos”.
La extracción de cobalto se realiza con el objetivo de alimentar las baterías de los teléfonos u ordenadores y también se destina para actividades del sector agrícola. Son muchos los niños que deben hacer frente día a día a esta peligrosa tarea. Como reivindicación, Amnistía Internacional desplegó, este sábado delante de una tienda Apple de Bruselas, pancartas con dibujos de niños excavando para extraer un iPhone.
Empresas como Apple, Samsung, Microsoft o Sony y también constructores de coches como Daimler o Volkswagen no están asegurando que el cobalto utilizado en sus productos no provenga de minas donde menores están siendo explotados, según un informe de la ONG.
En esta misma línea, la organización ha publicado un documental en el que se muestran las condiciones en las que trabajan miles de niños en la República Democrática del Congo y el proceso que se sigue para la extracción de cobalto.
Actualmente, 168 millones de niños están siendo explotados o se encentran en riesgos de serlo, cifra que aumenta aún más en situaciones de conflicto, pues los menores se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad.
Si bien estos datos son alarmantes, durante la 105 Conferencia sobre el Trabajo Internacional que tuvo lugar el pasado 8 de junio, los delegados de esta agencia de Naciones Unidas aseguraron, tal y como apunta el portal Euronews, que los estándares internacionales puestos en práctica durante la última década han reducido de un tercio el trabajo infantil.
Sin embargo, el director general de UNI Global Union, Philip J. Jennings, apuntó que “aún quedan 168 millones de razones para no abandonar el objetivo de erradicar el trabajo infantil”. En esta línea, añadió que “si una empresa puede subcontratar sus asuntos fiscales en lugares remotos no hay excusas para eludir la trazabilidad de sus aprovisionamientos si sus proveedores abusan del trabajo infantil.
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