El presidente de Francia, François Hollande, ha insistido en que la nueva ley de Trabajo que quiere sacar adelante su Gobierno es una «buena reforma» y, en respuesta a las activas movilizaciones sindicales, ha insistido en que contribuirá a «modernizar» la economía y dará «garantías» a los trabajadores.
Francia vivió el jueves una nueva jornada de manifestaciones, la octava, contra el proyecto de ley que el Ejecutivo quiere aprobar por decreto. Al término de la cumbre del G7 en Japón, Hollande ha dejado claro que no renunciará a esta reforma y seguirá «hasta el final», de tal forma que las nuevas medidas puedan entrar en vigor en septiembre.
El mandatario galo ha criticado algunas de las medidas adoptadas por los sindicatos para protestar contra la reforma y ha apuntado que, como presidente, su «primer deber» pasa por proteger «la libertad de circulación». En este sentido, aunque ha señalado que «siempre es posible el diálogo» con todas las partes, ha rechazado que pueda sustentarse sobre un «ultimátum».
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