Los españoles perciben que la destrucción masiva de empleo se ha detenido e incluso revertido. Algo que era inimaginable hace dos años. Ésta es una de las conclusiones del cuarto Índice de Confianza Social ESADE – Obra Social «la Caixa», que cuenta con la colaboración de las Fundaciones Agbar y Aquae, y que en septiembre de 2015 se situó en un 86,6 sobre 200.
Para el profesor de ESADE, Carlos Obeso, “lo que está influyendo en estas expectativas, relativamente alentadoras, no es un cambio sustancial en la tasa de paro, que sigue siendo muy alta, sino la percepción de que la destrucción masiva de puestos de trabajo (que hasta 2013 se vivió como un tsunami imparable) se está frenando. “Aunque se basa en incrementos aún muy frágiles, la sensación se magnifica por el deseo colectivo de superar el miedo que generó el desempleo desbocado, un temor todavía muy profundo”, alerta.
El Índice de Confianza Social ESADE – Obra Social «la Caixa» mide la confianza social de las personas del 0 al 200, tanto a nivel colectivo como individual, y se obtiene de la media aritmética entre la valoración que hacen los consultados sobre su confianza en el presente y sus expectativas de futuro. A su vez, estos indicadores, que en esta cuarta edición se situaron en un 83,0/200 y un 90,2/200, respectivamente, responden a la confianza agregada hacia nueve indicadores sociales: la vivienda, el mercado laboral, la sanidad, la educación, las prestaciones sociales, las pensiones, las instituciones políticas, las instituciones económicas y empresariales y los medios de comunicación.
Adaptación a un escenario inestable
El mayor optimismo de los jóvenes se explica, en parte, por una experiencia laboral que se desarrolla en un medio donde la seguridad del empleo no la han conocido. Y es que las nuevas generaciones están culturalmente mejor adaptadas a un ámbito laboral siempre inestable y precario donde el puesto (y el contrato) de trabajo se entienden de forma probablemente muy distinta a lo pensado por las generaciones más senior.
En septiembre de 2015, el Índice de Confianza Social se situaba en un 86,6/200, resultado de la media entre la confianza de los consultados en su presente (83,0/200) y sus expectativas acerca del futuro (90,2/200).
De los ámbitos analizados en septiembre de 2015, el que genera mayor confianza es el correspondiente al mercado laboral con un 111,3/200 (en marzo de 2015 se situaba en segundo puesto con un 106,7/200); seguido de los medios de comunicación, con un 104/200, y la vivienda, con un 100,8/200. Por el contrario, los que menor seguridad inspiran a los consultados fueron el de las prestaciones sociales, con un 70,2/200, y el de las instituciones políticas, con un 69,4/200.
El profesor de ESADE explica que “un joven de hoy vive con más normalidad el trasiego entre ocupación y paro, o acepta sin muchos lamentos los cambios constantes en el contenido y calidad del empleo. Sus expectativas personales y su idea de lo laboralmente admisible serán diferentes aunque su situación objetiva pueda ser peor que la de una persona con más edad”, concluye.
Prestaciones sociales y educación
Descomponiendo los resultados de esta última edición entre las valoraciones a presente y a futuro, encontramos que la mayoría de los indicadores crecen cuando se pulsa la opinión a varios meses vista salvo en el caso de la vivienda. En este aspecto, la confianza presente y futura pierde 17 puntos del 109,6/200 al 92/200. Los índices que más suben en este intervalo de proyección son la educación, que pasa de un 81,8/200 (presente) a 96,8 6/200 (expectativas) y las prestaciones sociales, cuya confianza se incrementa del 62,4/200 (presente) al 70,1/200 (expectativas). No son tan optimistas los consultados en relación a las pensiones, cuyo índice apenas crece tres puntos en esta medición; en lo que refiere a las instituciones económicas y empresariales, que aumentan en ocho, o en lo relativo a la sanidad, con nueve puntos de diferencia entre como la ven ahora y cómo creen que irá en el futuro.
¿Quién confía en qué?
Los valores atribuidos a cada indicador tanto en lo relativo al presente como a las expectativas de futuro son el resultado del análisis de las respuestas a diferentes preguntas que, a su vez, permiten identificar diferentes grados de confianza según género, edad, ideología, profesión, ingresos y estudios de los consultados:
1. Mercado laboral (111,3/200) La confianza de los hombres es superior a la de las mujeres aunque ambos géneros tienen las mismas expectativas a futuro. Por grupos de edad, los más jóvenes destacan por un mayor índice de confianza. En el terreno ideológico, centro y derecha se sitúan por encima de los 100 puntos. A nivel de ingresos y estado laboral, la confianza aumenta en relación a su situación de seguridad.
2. Medios de comunicación (104/200) Se registra un cambio en las expectativas según la ideología de los consultados. Los que se autoubican en el centro son los que más confianza muestran. El resto de segmentos mantiene la tendencia; las mujeres (significativamente más que los hombres) y los jóvenes son los más confiados frente a aquellos con más ingresos y formación.
3. Vivienda (100,8 /200) Se recupera la confianza perdida entre los hombres pero se mantiene la falta de expectativas de los mayores de 50 años y los consultados que se sitúan a sí mismos a la izquierda. Al igual que en el apartado de mercado laboral, los empleados y rentas más altas tienen más seguridad que el resto.
4. Educación (89,3/200) Aunque éste es uno de los apartados que mejoran en cuanto a la valoración del presente y de las expectativas, se mantiene bajo en los segmentos con mayor poder adquisitivo, nivel de estudios e ideología de izquierdas. En cuanto a edad, la tendencia en anteriores apartados cambia radicalmente: cuanto mayor es el consultado más confianza tiene en la educación.
5. Sanidad (87,3/200) La tercera edad repite como segmento más confiado frente a colectivos de izquierdas o empleados, donde no se alcanza el nivel de equilibrio. En cuanto a ingresos, la renta familiar no influye en el grado de confianza.
6. Instituciones económicas y empresariales (74,7/200) Pese a haber mejorado el índice de confianza general en este apartado, sigue sin alcanzar el nivel de equilibrio. Las expectativas no varían en cuestión de género o estudios, pero sí de ideología (izquierda con menos confianza que la derecha) y edad (más confiados estudiantes y jubilados).
7. Pensiones (72,3/200) Es el indicador que menos varía respecto a anteriores ediciones, tanto en el grado confianza general como en el del registrado por segmentos: los mayores de 65 años y las personas que se dedican a las tareas del hogar son los que más confían en la seguridad de las pensiones y, los que tienen mayor nivel de estudios, los que menos.
8. Prestaciones sociales (70,2/200) Llama la atención en este apartado el gap que hay entre confianza presente y expectativas entre el colectivo de jubilados y el registrado entre las expectativas del colectivo sin estudios, frente al resto.
9. Instituciones políticas (69,4/200) Por primera vez los índices de confianza entre segmentos con orientación ideológica se aproximan. No ocurre lo mismo en cuanto a género y edad. En este sentido, los hombres y los más jóvenes revelan un menor índice de confianza.
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