Suele decirse que el despacho en el que se celebra la reunión con un CEO es la primera imagen que se percibe de él. Pero los nuevos espacios de trabajo, los entornos híbridos, los espacios colaborativos y, sobre todo, los cada vez más proliferantes coworking, navegan a la deriva de este concepto “antiguo” y apuestan por la distribución funcional del lugar de trabajo.
La realidad es que los CEOs sin despacho cada vez son más frecuentes y su trabajo o el resultado del mismo no debe verse afectado por ello. Al contrario: a mayor optimización y adaptación del entorno en el que se desarrollan las actividades, mayor productividad, y la idea de que el despacho transmita la identidad de la empresa y no la personalidad del CEO es fundamental.
Un buen ejemplo de ello son los despachos de los CEOs más influyentes del mundo de la tecnología.
El diseño de un entorno de trabajo, no de una oficina
Estas ideas nacen como consecuencia de las nuevas filosofías de trabajo que se extienden por Europa y que tarde o temprano llegarán a España: se trata de primar la productividad del trabajador y sus objetivos conseguidos, y no el número de horas que permanezca en su silla. En algunos entornos de trabajo, incluso, no hay espacios asignados, sino que cada trabajador se sienta donde mejor considera que le viene para sus tareas diarias.
Evidentemente existen situaciones insalvables, como es el hecho de que un CEO que necesite realizar numerosas llamadas privadas, o que tenga reuniones constantes, requiera un espacio personal disponible. O también según el tipo de trabajo de cada uno, pensando por ejemplo en oficinas de teleoperadores. Pero en casos más objetivos y comunes, la organización del espacio en función de sus necesidades se convierte en un beneficio directo. Y si un CEO pasa solamente el 20% de su tiempo sentado en el despacho, ¿por qué bloquear este lugar y no dejar que se utilice para otros fines?
¿Qué soluciones existen para un CEO sin despacho?
La optimización del espacio en función de las necesidades de cada empresa es uno de los objetivos que nos marcamos en Ofita a la hora de diseñar el mobiliario y su disposición. En primer lugar, se hace un estudio del espacio, se analizan los usos y necesidades de cada empleado en el día a día de su trabajo y se presentan soluciones integradas.
La primera propuesta es un lugar similar al del resto de sus trabajadores, que fomente la comunicación y le haga accesible a todo el mundo. Si esta iniciativa va en consonancia con la filosofía de la empresa, el ambiente distendido y la productividad como objetivo fundamental serán las máximas. Ya lo rezan algunas compañías: el despacho de un CEO está en las redes y no en un rincón más elevado y distante de la oficina.
Otra opción es disponer de un espacio personal y diferenciador respecto al resto de empleados, pero siempre en consonancia con ellos. Una mesa más alejada en un ambiente más grande o con alguna mampara que le permita disponer de tiempo en privado aunque sin llegar a aislarlo, con el objetivo de que el trabajo en equipo y la accesibilidad a él sean constantes.
Se trata de soluciones que no aportan más que beneficios para la empresa y el trabajo diario de sus empleados. La presencia del CEO como un líder y no como un jefe, que comparte sus quehaceres y está “espacialmente” disponible (reuniones y agenda al margen, por supuesto), es una apuesta segura por la productividad, rendimiento y trabajo en equipo en una compañía. También, supone una mayor comunicación, se consigue romper con los esquemas jerárquicos que ralentizan el flujo de ideas, se obtiene una visión global de los problemas para el manager y, lo más evidente, se disfruta de una optimización del uso de metros cuadrados disponibles.
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