Los espacios de trabajo cooperativo, más popularmente conocidos como centros de coworking, se han convertido en una de las opciones más elegidas por emprendedores y startups cuando deciden poner en marcha su negocio. Aunque la trayectoria de estos lugares en España es aún breve, son muchos los centros que han ido surgiendo.
De hecho, hace tan sólo dos años el informe The Global Coworking Census, elaborado por el buscador online de espacios de coworking, Deskwanted, desvelaba que había 199 áreas abiertas en nuestro país, lo que nos situaba en la tercera posición del ranking, sólo por detrás de Estados Unidos (781) y Alemania (230).
Sin embargo, la cifra ha aumentado notablemente desde entonces. La plataforma Coworking Spain, dirigida a impulsar la cultura del coworking y dar a conocer todos sus espacios en nuestro territorio, tiene más de 1.000 centros registrados en su directorio. Su fundador, Manuel Zea, reconoce las ventajas de formar parte ellos: «por un lado, conviene destacar la parte económica, ya que permiten disponer de una oficina asequible y con todas las facilidades. Además, integrarse en estos lugares aporta beneficios intangibles como disfrutar de un ambiente de trabajo idóneo o tejer una red de contactos profesional. Son, en definitiva, zonas donde la gente se conecta». No obstante, y como explica Zea, «los centros de coworking no están sólo dirigidos a emprendedores, sino también a autónomos que necesitan un lugar en el que trabajar».
Impact Hub Madrid
Este aspecto es el que diferencia, principalmente, a los espacios de trabajo cooperativo de los centros hubs de emprendimiento. Uno de los más activos es Impact Hub Madrid, en pleno corazón del Barrio de las Letras. Se trata de «un lugar de innovación social, formado por una comunidad de emprendedores, profesionales, empresas y organizaciones», afirma Elena Alcalde, responsable de comunicación. Desde que abriese sus puertas en febrero de 2010, cientos de proyectos han pasado por él. Sin embargo, «es difícil concretar una cifra. Muchos nacieron aquí, otros fueron evolucionado y se convirtieron en empresas consolidadas, y unos pocos tuvieron que modificarse para ser viables», señala Alcalde.
Actualmente, Impact Hub Madrid cuenta con 400 miembros, inmersos en proyectos muy heterogéneos: tecnología, sostenibilidad o educación, entre otras temáticas. Todos ellos comparten la misión de generar impacto social, es decir, «dan respuesta a problemas de la sociedad, desde un punto de vista innovador», recalca Alcalde.
Además de ello, el centro está enfrascado en la creación de programas a nivel internacional focalizados en impulsar los proyectos mediante procesos de incubación, tales como Scaling Program o Training Days. Se trata de multiplicar el impacto de las empresas y ayudarlas a llevar a cabo sus negocios con éxito.
Sinergias
Justamente uno de los proyectos beneficiados por este tipo de iniciativas es la fundación Sanders, una organización sin ánimo de lucro, nacida en 2010, y miembro desde hace dos años de Impact Hub Madrid. «Necesitábamos un lugar compartido, donde poder llevar a cabo sinergias y aprender los unos de los otros. En definitiva, no buscábamos un despacho convencional, sino una oficina viva», cuenta Sara Lee, coordinadora de proyectos de la fundación. La entidad, encargada de acercar el uso de las tecnologías a los colectivos más desfavorecidos, valora muy positivamente su pertenencia al centro de coworking madrileño.
«Todos los miembros colaboramos los unos con los otros. Por ejemplo, ahora estamos realizando una investigación sobre bullying y varios socios de Impact Hub Madrid son expertos en ese tema, por lo que nos han sido de gran ayuda», reconoce. Este precisamente es el objetivo del trabajo cooperativo, ya que como afirma Lee, «en el mundo del emprendimiento hay mucha gente con ideas similares y en estos lugares podemos caminar juntos y avanzar».
Papel de las universidades
Este fenómeno ha llegado incluso a los centros académicos. Es el caso del Esic Business & Marketing School, que organiza jornadas de hubs de emprendimiento desde 2013. Se llevan a cabo una vez al mes sobre temas tan dispares como movimiento makers -tendencia basada en fabricar productos con la ayuda de la tecnología y de conocimientos compartidos a través de Internet-, emprendimiento en el sector musical o identificación de clientes. «Varios emprendedores cuentan su experiencia y se trabaja de manera práctica, con la ayuda de asistentes. Al final, hay un momento para intercambiar ideas», explica Vicente Arregui, director ejecutivo de Esic Emprendedores.
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