Malasmadres House (#MalasmadresHouse) abre hoy sus puertas en Moda Shopping (Madrid); después de un año lleno de emociones, risas y proyectos nace un espacio especial donde van a pasar muchas cosas y que se ha hecho realidad gracias a la magia de IKEA.
El Club de las Malasmadres nació de la mano de la «Malamadre Jefa», Laura Baena. Una malagueña de 34 años, que tras años de experiencia en el campo de la publicidad y en la dirección creativa, experimentó un antes y un después en su carrera tras nacer su primera hija.
Fue en ese momento cuando decidió plasmar sus anécdotas como recién estrenada «Malamadre» en un blog propio, que en poco tiempo empezó a cobrar una fuerza y un volumen de seguidores tan potente que pasó a ser un club, el Club de las Malasmadres.
«Un día te das cuenta de que la capa de superwoman no vuela. Sientes que eres una malamadre de manual y lo gritas al mundo«, asegura Laura Baena al compartir el comienzo de la historia del Club de las Malasmadres, del que también afirma que «es un club de madres con mucho sueño, poco tiempo libre, alergia a la ñoñería y ganas de cambiar el mundo«.
El Club cuenta con miles de «fans Malasmadres» y se ha convertido en inspiración para muchas mujeres de cara a conseguir su sueño de compatibilizar la vida profesional y su faceta de madre.
Lorenzo Meazza, Director de La Escuela de Decoración de IKEA explica por qué la compañía decidió asumir este reto «En IKEA nos gusta estar al lado de la gente y entender sus necesidades para ayudarles a mejorar su vida y el Club de las malas madres inspira a muchas mujeres a través de su blog para conseguir el sueño de compatibilizar su vida profesional y su faceta de madre. Tras una exitosa andadura, este apasionado club quería dar un paso más y «desvirtualizarse», y contagiados por su entusiasmo y energía decidimos acompañarles en este reto.
Para conseguirlo Malasmadres necesitaba un espacio en el que trabajar y crear experiencias para sus fieles seguidoras y por eso junto con IKEA se diseñó un espacio en el que cada día fuera mágico y en el que pudieran desarrollar múltiples actividades además de reflejar su espíritu rebelde y sofisticado. Un lugar lleno de vida, donde forma y función fueran de la mano y en el que además de trabajar a diario, muchas malas madres pudieran tener muchos buenos encuentros.
Las claves de este proyecto han sido flexibilidad, colores vibrantes de acuerdo a su identidad desenfadada y elegante, y solitarios con mucha personalidad.
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