Adecco, como empresa líder en Recursos Humanos, ha presentado un estudio sobre Movimientos migratorios en España durante los años 2008 y 2014 en base a datos del INE, que afectaron al mercado laboral. Para ello ha contado con la colaboración de los investigadores de Barceló & Asociados.
En este tiempo se observa una tendencia ligeramente creciente en la emigración. El primero de esos años, 580.3001 residentes en España emigraron a terceros países o a otra autonomía. Esta cifra fue creciendo gradualmente hasta un máximo de 733.100 personas en 2013, para luego descender. Los 624.600 emigrantes totales de 2014 suponen el dato más bajo de los últimos seis años.
Este informe determina que el número de españoles que emigró (ya fuese hacia otros países o a otras autonomías) se ha mantenido relativamente constante a lo largo de los últimos siete años, entre 230.000 y 240.000 personas por año. Precisamente 2009, el año con mayor pérdida de puestos de trabajo (-1,2 millones de empleos) es el que exhibió el menor número de emigrantes (230.400 personas).
Lo que sí aumentó durante la crisis fue el número de extranjeros que decidieron emigrar. En 2008 sumaron 343.500 personas, cantidad que se fue incrementando hasta llegar a 501.100 personas en 2013 (+45,9%). Es decir que, en el caso de los extranjeros que viven en España, la situación económica sí ha sido un factor clave en su decisión de emigrar o permanecer.
Además, nueve de cada diez personas que emigraron al exterior eran extranjeros. En los últimos siete años se fueron de España un total de 184.700 españoles, frente a 2,2 millones de extranjeros. En 2014, los españoles que emigraron al exterior sumaron 35.300 personas, que se compara con 304.000 extranjeros que hicieron lo propio.
La emigración entre autonomías tiene características opuestas a la emigración al exterior. Además de seguir una tendencia decreciente, está protagonizada por los españoles. De los 2,2 millones de personas que se movieron de una autonomía a otra durante la crisis, 1,5 millones eran españoles y 715.200 extranjeros. En otros términos, 2 de cada 3 emigrantes internos a lo largo de la crisis eran españoles.
En lo que se refiere a la inmigración, más del 95% de las personas que entraron en nuestro país en cada uno de los últimos siete años eran extranjeros, mientras que el resto eran españoles que retornaron. Pese a la crisis, el número de españoles retornados se mantuvo estable hasta 2013, con entre 10.500 y 12.400 personas por año. En 2014, el número de retornos se elevó hasta las 14.400 personas.
La emigración de extranjeros (y no de españoles) hizo que el saldo migratorio pasara de ser positivo en 2008 (+243.500 personas) a negativo en los años posteriores. El impacto de la crisis fue más importante como moderador de las entradas (se redujeron en 269.000 personas/año entre 2008 y 2013) que como impulsor de las salidas (crecieron en 200.000 individuos/año).
Por último, es interesante mencionar los principales flujos entre autonomías. Los que resultaron cuantitativamente más importantes son las 94.000 personas que a lo largo de los últimos siete años se fueron de Castilla-La Mancha a Madrid, seguidas por las 62.900 que se marcharon desde Andalucía hacia Madrid.
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